martes, 18 de julio de 2023

Nos han engañado con eso del ‘tiempo de calidad’, los niños y las niñas necesitan tiempo, tiempo que no tenemos

Laura Baena: “Nos han engañado con eso del ‘tiempo de calidad’, los niños y las niñas necesitan tiempo, tiempo que no tenemos”

Laura Baena es fundadora del Club de Malasmadres y presidenta de la Asociación Yo No Renuncio. Desde ambas entidades lleva años trabajando para una mejora de las situaciones que viven las mujeres responsables de los cuidados, la asunción de responsabilidades por parte de sus compañeros en estos cuidados, así como de las administraciones en lo relativo a la conciliación. Hablamos con ella de esto y, sobre todo, de la relación, a veces complicada, de familias y escuelas.



Hace unos días, Laura Baena participó junto a Laura Rojas-Marcos en una charla organizada por EduCaixa en Madrid bajo el título Escuela y familia: educar juntos en positivo. El tema sobre la mesa era el desarrollo de una educación emocional sana. Hemos querido hablar con Baena sobre los mimbres para construir esa educación emocional en el binomio colegio-familia que, aunque en la mayor parte de las ocasiones funciona bien, también tiene tiranteces que hay que limar.

En la jornada en EduCaixa has compartido espacio con Laura Rojas-Marcos para hablar de la colaboración colegio-familia para desarrollar una educación emocional sana. ¿Cuáles son los fundamentos de esta educación?

Creo firmemente en el equipo que debemos hacer escuelas y familias porque es clave para una buena educación de nuestros hijos e hijas, que son el futuro. Los niños y las niñas, como dice mi compañera y educadora Sonia López, deben ser testigos del buen entendimiento entre profesores y familias y esto no siempre es así. Para mí hay claves fundamentales como abrir espacios de diálogo, activar la empatía y facilitar la comunicación. Mi compañera de conversación Laura Rojas-Marcos habló de algo muy interesante: la relación derecho/deber. Creo que a veces las familias nos centramos en “tenemos derecho a saber, a que nos cuenten”, pero también debemos activar el deber para que cultivemos relaciones sanas. Y por otro lado, creo que las escuelas deben hacer un esfuerzo de ser conscientes de la realidad de las familias, abrir nuevos canales de comunicación, ser más flexibles en horarios y mostrar la escuela como un espacio abierto a las madres y padres. Con el fin de que haya una confianza interpersonal, una corresponsabilidad entre los dos agentes, que al final va a ser claramente para mejorar la relación y la educación de los alumnos y alumnas.

¿Cómo deberían trabajar docentes y familias para poder realizar esta educación emocional sana?

Con una mayor escucha activa y mejorando la manera en la que nos acercamos al otro. Creo que muchas veces lo hacemos desde la crítica en negativo, enfrentándonos, cuando realmente si nos paramos a hablar, desde la empatía de conocer la realidad del otro, conseguimos una comunicación mucho más compasiva y colaborativa, que creo que falta entre escuelas y familias. En la charla en Caixaforum, una de las Malasmadres allí presentes dijo: “No nos enfoquemos tanto en lo que tenemos que hacer nosotras sino en contar con los niños y las niñas”. Queda mucho para trabajar una educación emocional, donde el niño y la niña se sientan escuchados y valorados, donde trabajemos no solo una educación emocional general, sino personalizada. Pero para esta educación emocional sana, en valores que queremos tanto educadores como madres, son necesarios más recursos, ratios más bajas y un cambio en el modelo educativo que no se está dando. Siempre hablo pensando en la educación pública. Sé que hay proyectos de colegios que incluyen metodologías nuevas, más basadas en el talento, las emociones, el emprendimiento… pero esto debe llegar a la educación pública.

 

La relación entre la vida y el trabajo no funciona y esto perjudica a la educación, sin duda

 

¿Cómo crees que afectan las dificultades de la conciliación familia-trabajo a esta educación emocional sana? Pienso en jornadas maratonianas de trabajo, de extraescolares, etc.

Afectan muchísimo en todos los aspectos que estamos hablando. Por un lado, en la relación familias – escuelas. Los educadores se quejan y se frustran de hacer actividades en las que las familias no participan, muchas veces ponen el dedo acusador de: “A las familias no les importa”, sin pensar en lo que te decía: su realidad. ¿Esa madre puede participar en una actividad del colegio? ¿No quiere o no puede? Seamos conscientes de que el sistema, las estructuras y el modelo laboral da la espalda a la maternidad, a la crianza, a la educación y hace imposible tener un papel activo, participativo en la vida del colegio. Estas jornadas maratonianas no te dejan tiempo para el asociacionismo, estamos sobreviviendo, no conciliando y, además, esto perjudica a la educación emocional que nos gustaría fomentar en casa y no podemos. Nos han engañado con eso del “tiempo de calidad”, los niños y las niñas necesitan tiempo, tiempo que no tenemos. Por lo que para que esto funcione y podamos hacer equipo se tiene que corresponsabilizar toda la sociedad. La falta de tiempo nos lleva a una sociedad sin futuro y a mucha culpa, frustración a las madres, que somos las principales responsables del cuidado, la crianza y la educación. Siete de cada 10 mujeres se sienten solas ante la crianza de sus hijos e hijas, según nuestro estudio “Las Invisibles”. La relación entre la vida y el trabajo no funciona y esto perjudica a la educación, sin duda. Luego nos echamos las manos a la cabeza al ver los datos de la natalidad en España. ¿Dónde están las políticas de familia, conciliación y natalidad?

Como apuntabas, cuando hablamos de familias, en realidad, queremos decir madres. ¿Por qué los hombres no se corresponsabilizan de la educación de sus hijas e hijos? ¿Qué efectos tiene en la educación emocional de niñas, niños y adolescentes que sus padres no se responsabilicen lo suficiente, al menos, en ocasiones?

La corresponsabilidad no existe en España. Y hay mucha confusión, seguimos anclados en el “él me ayuda”, “comparte tareas en el hogar, recoge a los niños/as del cole, va a la compra”… No, eso no es corresponsabilidad. Y ojo que muchos no llegan ni a eso. Corresponsabilidad es compartir también las tareas invisibles, la planificación de las vacunas y extraescolares, la organización de las vacaciones, la gestión del día a día, la carga mental, los grupos del WhatsApp del cole, las fiestas infantiles, los disfraces y el cuidado cuando el niño o la niña enferma. Cuando un hijo enferma, solo un 8% de los hombres interrumpe su jornada laboral. Este dato, por dar uno, nos refleja el panorama que vivimos. Somos nosotras, las mujeres, las madres, las que agotadas soportamos el cuidado y las tareas del hogar, pero es que además gestionamos emocionalmente todo lo que ocurre en casa y nos encargamos de acompañar a nuestros hijos e hijas en el día a día a nivel emociones. Esto provoca un coste en las mujeres altísimo.

Yo recuerdo un día que una Malamadre me dijo: “Le he dicho a mi pareja (que era hombre) que su falta de corresponsabilidad afecta a mi salud mental” porque no había manera de que tomase conciencia. Las mujeres tenemos que delegar más, exigir su cuota de responsabilidad y ellos tienen que renunciar a los privilegios y ejercer de padres, cuidadores y educadores por responsabilidad, por derecho, por disfrute y no por obligación. Hace poco di una charla en clase de mi segunda hija (8 años) y a la pregunta: “¿Quién hace las cosas en casa?”. La mayoría (menos 2, una de ellas mi hija) dijeron: mamá. Estamos muy lejos. Para mí es clave que los niños y las niñas tengan de referentes a sus dos progenitores, si los tienen y se responsabilizan, claro. Pero más allá de eso, es que es un tema de justicia social e igualdad. No es solo por su educación sino por nosotras, por la salud mental de las mujeres. Para educar bien, hay que estar bien. Tenemos que compartir, tenemos que sentirnos menos solas, tenemos que tener tiempo propio y autocuidarnos. Hay que hacer más tribu.

 

Alargar los horarios escolares es un parche. Un parche que dice muy poco del compromiso político que esperamos

 

Un punto habitual de fricción entre escuelas y familias tiene que ver con los horarios escolares. ¿Qué te parece este debate? ¿Dónde estaría, al menos en parte, la solución?

El enfoque desde las instituciones de este tema es erróneo. Se plantea alargar los horarios escolares como solución y no lo es. Alargar los horarios escolares es un parche, un parche que ayudaría a muchísimas familias que no pueden seguir adelante, que tienen que pagar el cuidado, tirar de abuelas o renunciar a salario o a su trabajo para poder conciliar. Un parche que dice muy poco del compromiso político que esperamos. Porque son los horarios laborales los que deberían adaptarse a los escolares. El modelo laboral así no funciona. No se trata de abrir los colegios todo el día para mantener el sistema productivo y que las madres puedan trabajar jornadas infinitas, llegando exhaustas a recoger a los niños. La gran renuncia de las madres no se frena con esto. Dicho esto, sí que creo que los colegios deben plantear opciones para familias en situaciones especiales, para días no lectivos, para vacaciones. Pero urge revisar el modelo de jornadas inflexibles que tenemos en España y dar el valor que se merecen los cuidados y la maternidad. Hay que reconocerla socialmente y abordar la conciliación desde todas las perspectivas, impulsando un Plan Nacional por la conciliación, como exigimos desde la Asociación Yo no renuncio. A día de hoy conciliar es un privilegio pagado, más aún cuando llega el verano y la “conciliación” de nuevo salta por los aires, con campamentos prohibitivos para muchas familias, sin plazas públicas, haciendo malabares, cogiendo permisos sin sueldos o renunciando, siempre renunciando, nosotras.

Pablo Gutiérrez de Álamo

Periodista especializado en educación. Director de El Diario de la Educación. Antes en Periódico Escuela

 

Fuente

https://eldiariodelaeducacion.com/2023/06/12/laura-baena-nos-han-enganado-con-eso-del-tiempo-de-calidad-los-ninos-y-las-ninas-necesitan-tiempo-tiempo-que-no-tenemos/

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