lunes, 21 de diciembre de 2020

¿Cómo podemos evitar situaciones de acoso entre menores?

Abigail Kay, directora de Infantil de The English Montessori School, ofrece una serie de consejos para que los padres y educadores sepan cómo evitar el bullying entre los menores.


 

Los estudios más recientes continúan concluyendo que la mayoría de los niños experimentará o será testigo de algún tipo de ‘bullying’ durante su etapa escolar. Es por ello que debemos guiar y apoyar a nuestros hijos durante esos años para evitar que sufran o ejerzan esta práctica. En los centros educativos se trabaja en la prevención desde diferentes perspectivas pero, como padres y cuidadores, jugamos un papel individual fundamental en esta lucha contra el acoso entre menores.

 

Una ayuda necesaria

La infancia es una etapa en la que los niños se están desarrollando de forma física, emocional y social, por lo que necesitan ayuda para comprender cómo comportarse con los demás. En muchas ocasiones, no saben cuándo están cruzando la línea. Por ello, debemos enseñarles a diferenciar los límites. Por ejemplo, sobre cuándo una simple broma puede convertirse en una burla o comportamiento que sea ofensivo o hiera.

 

Para algunos niños, resulta particularmente difícil regular su comportamiento o sus acciones, por lo que es posible que necesiten apoyo adicional. Otros, en cambio, estarán imitando comportamientos que han visto en otras personas. De hecho, muchos que intimidan a otros lo hacen porque ellos mismos se encuentran en una situación difícil, en cuyo caso necesitarán ayuda para explorar cómo se sienten, qué los llevó a dicho comportamiento y qué debe cambiar. Igualmente, es perfectamente común que tengan discusiones y peleas entre amigos, por lo que deberemos guiarlos para resolver el conflicto y ‘hacer las paces’.

 

Los niños están influenciados por su familia y por la comunidad en la que crecen. Todo lo que ven, escuchan o leen les afecta en gran medida. Por ello, debemos ser conscientes de la necesidad de trabajar para educarles en una sociedad inclusiva, que haga frente a los prejuicios, y en la que nuestros hijos se sientan seguros y valorados.

 

Además, es muy importante que les enseñemos el valor de la diversidad, porque los niños en muchas ocasiones suelen enfocarse en aspectos sobre las personas que sienten que son diferentes: ya sea por cuestiones de discapacidad, raza, género, sexualidad, fe, pobreza, talento, situaciones en el hogar o incluso afecciones de la piel, alergias, entre muchos otros factores. 

 

¿Qué consejos podemos dar a nuestros hijos o estudiantes?

Existen ciertas pautas que siempre podremos darles para evitar de primera mano que se produzcan situaciones desagradables o que se vean involucrados en cualquier tipo de conflicto. Algunas de ellas son:

  • Enseñarles a ser amables y respetuosos con los demás juega un papel vital para modelar sus relaciones positivas.
  • Ayudarles a reconocer y enfrentar las injusticias. Los niños deben comprender que existen prejuicios y desigualdades que no deben determinar sus actitudes.
  • Explicarles el valor de la verdadera amistad para que sepan diferenciar y reconocer cuándo están siendo desagradables o manipuladores con ellos, o ellos con los demás. 
  • Inculcarles confianza en ellos mismos. Ya sean más o menos tímidos, la confianza en uno mismo es algo que debe trabajarse desde pequeños.
  • Mostrarles apoyo continuo para que sepan enfrentar todo tipo de situaciones y pedir ayuda. Deben saber que no están solos y que en sus comportamientos y situaciones se encuentran involucradas otras personas.
  • Establecer ciertos límites tanto físicos como emocionales, ayudándoles a comprender que no deben ser bruscos con los demás ni los demás con ellos. Los niños necesitan nuestra ayuda para aprender a respetar el espacio personal de uno mismo.

 

 

Por Educación 3.0

Fuente

https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/evitar-acoso-entre-menores/

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jueves, 10 de diciembre de 2020

¿Qué es la “fatiga Zoom” y cómo evitarla en estudiantes?

 La educación en línea es nuestro mejor recurso ante la situación de aislamiento, pero también puede producir agotamiento si no se administra cuidadosamente.


 

La nueva normalidad nos ha obligado a adaptarnos a una manera diferente de impartir clases. El rol de la educación en línea ha sido trascendental para la continuidad de la educación en todos los niveles, pero esta transición ha tenido sus bemoles.

Desde acoso cibernético, zoombombing, disponibilidad de recursos tecnológicos, hasta problemas de horarios o carga de trabajo en casa para las madres y padres, la instauración de la educación en línea como principal plataforma didáctica no ha estado libre de obstáculos. Con meses dentro de este nuevo esquema surge otra problemática a tratar para asegurar una experiencia educativa de calidad: la fatiga Zoom.

 

La ‘fatiga Zoom’ o ‘fatiga por Zoom’ se define como un estado de hastío, cansancio y aburrimiento que puede sentir un usuario al atender múltiples juntas, clases o eventos en línea durante el día. Los efectos causados por esta fatiga pueden ser perjudiciales para un ambiente didáctico, especialmente si se presentan frecuentemente.

 

¿Cómo nos afecta la ‘fatiga Zoom’?

Algunos de los síntomas de la ‘fatiga Zoom’ son: dificultad para concentrarse, agotamiento físico, ansiedad al entrar a una llamada o durante la misma, irritabilidad, dolor de cabeza y cansancio ocular, entre otros.

 

El problema puede ser más serio cuando se trata de niños, que no tienen aún las herramientas para identificar que lo que les sucede es simplemente ‘fatiga Zoom’. En casos como estos los padres deben ser vigilantes ante la tolerancia de los niños a estar sentados frente a una pantalla.

Si un niño deja la sesión de clase en la que está para jugar con sus juguetes, tiene un episodio de ira o simplemente se niega a entrar a la sesión, podría no ser una situación de capricho, sino un caso real de agotamiento para el aprendizaje remoto o ‘fatiga Zoom’.

 

¿Cómo combatir la ‘fatiga Zoom’ en niños?

Uno de los aspectos que dispara el estrés en los niños al estar demasiado tiempo en sesiones en línea es que no pueden moverse mucho. Es recomendable utilizar los periodos de receso para que los niños descarguen un poco de la energía que no pueden usar mientras están sentados. Diez minutos de caminata, un par de ejercicios de yoga o pasar un rato breve jugando con su mascota, puede ayudar significativamente a reducir los niveles de estrés y mejorar la concentración de los niños.

 

Ejemplos de posturas correctas e incorrectas. Freepik/ssstocker.

Crear un espacio adecuado para el aprendizaje pero que también permita la relajación, es crucial para que los niños estén más cómodos en las clases. Este espacio debe habilitar el uso de una computadora en una posición de sentado correcta que no implique ningún esfuerzo extra por parte del niño, con la pantalla a nivel de los ojos y a una distancia razonable de los mismos. 

 

También es recomendable que esté libre de distracciones, pero que tenga elementos que el niño considere suyos y lo hagan sentir cómodo en este espacio.

 

Crear una agenda que tenga en cuenta los plazos necesarios para cumplir con las responsabilidades escolares, pero que sea flexible de acuerdo a las necesidades del niño, es instrumental para mantener a raya la ‘fatiga Zoom’. También es importante darle al niño un sentido de control y responsabilidad sobre su propia agenda. Trabajar con el hecho de que un niño tenga problemas para madrugar o necesite más pausas durante una jornada escolar es posible con un esquema 100 % en línea, además necesario para mantenerlos con una alto nivel de atención y motivación.

 

¿Cómo combatir la ‘fatiga Zoom’ en los estudiantes jóvenes?

Si bien los alumnos de grados más avanzados tienen mejores herramientas para identificar y manejar la fatiga por aprendizaje remoto, también es necesario que los maestros estén al pendiente aspectos que podrían dispararla, así como de estrategias para disminuirlo.

 

Para este propósito la retroalimentación es básica. Es necesario tener un canal de comunicación abierta con los estudiantes para saber cómo están emocionalmente y tomar decisiones con base en la capacidad y salud mental de los alumnos en tiempos de encierro. Como maestros, es recomendable dedicar un tiempo de la clase a conocer el estado de nuestros estudiantes y motivarlos a compartir sus inquietudes al momento de elaborar una agenda y marcar un ritmo de trabajo.

 

Diversificar y priorizar es clave. Al momento de estructurar la dinámica de la clase a lo largo de un semestre hay que preguntarse: ¿Es necesario que los alumnos estén interactuando en tiempo real para este tema o cuestión? ¿La puedo grabar para que la vean y la repitan a su ritmo?

 

Esta es una de las decisiones más importantes en un modelo 100 % en línea. Actividades como mesas de trabajo, diálogos o debates, necesitan presencia virtual en tiempo real, pero quizás lecciones sobre aspectos teóricos de español o historia, así como avisos generales de la escuela no necesitan impartirse al momento.

 

Tanto el tiempo como el nivel de concentración de estudiantes, maestros y familias es limitado. En un contexto de aislamiento prolongado, debemos ser cuidadosos con ese recurso. Las lecciones grabadas ofrecen la ventaja de poder ser vistas en un horario más flexible, y revisarlas cuantas veces sea necesario hasta captar la idea. De la misma forma, liberan el tiempo y la disponibilidad del maestro para dedicarse a aclarar dudas en vez de tener que dividir la sesión entre presentar el tema y luego responder preguntas.

 

Ser conciso, breve y amigable también es determinante en el propósito de mantener la atención de los alumnos y hacer más fácil el proceso enseñanza-aprendizaje, de la misma forma ayuda a prevenir el desgaste por parte de maestros con jornadas largas.

 

¿Has tenido problemas para mantener la atención de tus alumnos en clase? ¿Alguno de tus alumnos ha presentado síntomas de ‘fatiga Zoom’? ¿Los has tenido tú? ¿Qué estrategias has utilizado para nivelar tu salón de clases ante estas circunstancias? Cuéntanos en los comentarios. 

 

 

 

 

 

Por Sifía García-Bullé

Fuente

https://observatorio.tec.mx/edu-news/fatiga-zoom-estudiantes?fbclid=IwAR1AHc1AejCCLK0K0TKlCHKsgAZbTjToWEPCQ51VXZvsDuniSzZXC0JtKAo

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viernes, 4 de diciembre de 2020

Cómo lograr que los niños y niñas se perdonen de verdad

 En innumerables ocasiones cuando se genera un conflicto tanto en el aula, como en el parque, el patio o en casa la manera más socorrida para solucionarlo termina con un “pide perdón” seguido de un “ya podéis iros a jugar, porque está solucionado”. La duda que se plantea en esta manera de abordar la resolución de conflictos es la siguiente: ¿Es verdadero este perdón? ¿Han aprendido algo de este conflicto? ¿Estamos seguros que no se va a volver a repetir este conflicto?

 


Si realmente queremos que el perdón sea verdadero, tenemos que tener claro que la persona que lo pide y la que lo da tienen que sentir la necesidad de ser perdonados y de perdonar. No podemos concebir el perdón como el broche final de un conflicto, por ello, los adultos no deberíamos exigirlo, pues se trata de un sentimiento y una decisión personal. El perdón de verdad surge de la empatía y de la comprensión de las necesidades del otro.

 

¿Cómo podemos ayudar a conseguir ese perdón de verdad al mediar en un conflicto entre niños o niñas?

-VALIDAR lo que ambas partes sienten (tienen derecho a sentirse como se sienten). De esta manera y con la ayuda de un adulto es más fácil la reflexión.

-Hablar y hablarnos desde la AMABILIDAD y la paciencia. No hay que tener prisa por solucionar las cosas, a veces lleva un tiempo.

-Olvidarnos de los prejuicios, de esa manera ayudamos a realizar una ESCUCHA EMPÁTICA.

-AYUDAR a solucionar, NO solucionar. Si se lo hacemos nosotros no aprenderán y se acostumbrarán a que el adulto haga su responsabilidad.

-No AMENAZAR O CASTIGAR. Sino aprenderán que los conflictos se solucionan dañando.

HABLAR con ellos y escucharlos y ayudar a que escuchen a los otros. De esta manera aprenden que los conflictos se solucionan hablando.

CONFIAR en ellos, en su bondad y en su capacidad empática.

El perdón de verdad surge de la empatía y de la comprensión de las necesidades del otro.

 

Para ayudarles a que se perdonen de verdad podemos seguir los siguientes pasos:

1.      El adulto tiene que estar calmado.

2.      Buscar la calma de los niños o las niñas podemos ayudarnos de la respiración para ello. Sin calma no se puede resolver el conflicto.

3.      Buscar un momento y espacio adecuado para poder hablar de forma tranquila y libremente.

4.      Facilitar que cada parte exprese:

-¿Cómo se siente o se han sentido?

-¿Qué piensa cada uno que ha pasado?

-¿Qué necesita cada uno?

-¿Qué pide cada uno?

5. Ayudarles a llegar a un acuerdo que restaure el daño causado de una forma justa y beneficiosa para ambas partes.

6. Reflexionar qué pueden hacer, o que harían, si vuelve a ocurrir.

7. Felicitar y agradecerles.

Es muy probable que el perdón de verdad surja en el paso cinco. Si no surge no podemos forzarlo ni pretender que siempre ocurra. Tenemos que aceptar que es algo que puede surgir o no. Y tenemos que aprender a reconocer los gestos del perdón de verdad más allá de las palabras, pues lo podemos ver también en forma de un abrazo, una caricia e incluso una mirada o sonrisa.

 

Desde la Asociación Teatro de Conciencia, y desde el programa “En Sus Zapatos”, queremos seguir facilitando la alfabetización emocional de adultos y niños, en este caso sin teatro–como lo hacemos habitualmente, pero sí con otros recursos. Puedes sugerirnos temas escribiendo a: info@teatrodeconciencia.org 

Si quieres formarte en nuestro método de alfabetización emocional,  te puede interesar nuestro Postgrado en Educación Emocional con Teatro de Conciencia. Método “En Sus Zapatos”.  Puedes informarte aquí

 

Desde la Asociación Teatro de Conciencia, y desde el programa “En Sus Zapatos”, queremos seguir facilitando la alfabetización emocional de adultos y niños, en este caso sin teatro–como lo hacemos habitualmente, pero sí con otros recursos. Puedes sugerirnos temas escribiendo a: info@teatrodeconciencia.org 

 

Si quieres formarte en nuestro método de alfabetización emocional,  te puede interesar nuestro Postgrado en Educación Emocional con Teatro de Conciencia. Método “En Sus Zapatos”.  Puedes informarte aquí

 

 

 

 

 

Por Ruth Murciego Álvarez (Docente y facilitadora del programa de alfabetización emocional "En Sus Zapatos").

Fuente

https://www.magisnet.com/2020/11/como-lograr-que-los-ninos-y-ninas-se-perdonen-de-verdad/

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lunes, 30 de noviembre de 2020

Asociación negativa entre el tiempo frente a las pantallas y el rendimiento académico

Científicos españoles han confirmado cómo las actividades basadas en la pantalla, concretamente el tiempo viendo la televisión o jugando a videojuegos, se relaciona de forma negativa con el rendimiento académico en niños y adolescentes. El estudio analiza 5.599 artículos científicos.


Investigadores del grupo LIFE (Physical Activity, Fitness and Health) de la Universitat Jaume I (UJI), junto con investigadores del Centro de Estudios Sociosanitarios de la Universidad de Castilla-La Mancha, han concluido que existe una asociación negativa entre las actividades basadas en la pantalla, concretamente el tiempo viendo la televisión o jugando a videojuegos, y el rendimiento académico en niños y adolescentes.

El estudio, que analiza 5.599 artículos científicos, sugiere que este efecto negativo del tiempo pasado ante la pantalla sobre el rendimiento académico parece mayor en el caso de la etapa de la adolescencia que en el período de la niñez.

No obstante, no es la cantidad de tiempo total la que se asocia con el rendimiento académico, sino el tipo de actividades que se realizan ante ella y que refuerzan la necesidad de investigar de forma individual qué clase de actividades de pantalla se realizan.

Publicada en JAMA Pediatrics, la investigación recalca que cada actividad basada en la pantalla debe analizarse individualmente por su diferente asociación con el rendimiento académico, en particular la visualización de la televisión y los videojuegos, que parecen ser las actividades que influyen de forma más negativa en los resultados en la escuela o instituto.
Llamamiento a docentes y sanitarios

El trabajo analiza la asociación del tiempo o la frecuencia de uso del ordenador, internet, móvil, televisión, videojuegos, así como el tiempo total de pantalla, con indicadores de rendimiento académico globales en las áreas de lenguaje y matemáticas.

Los autores hacen un llamamiento a los profesionales de la educación y de la salud pública para que consideren la supervisión y la reducción de estas actividades como estrategias para mejorar el rendimiento académico en niños y adolescentes. “Es fundamental tener en cuenta el contenido y el propósito del uso de los dispositivos con pantalla porque ambos podrían influir fuertemente en la asociación analizada”, explica Mireia Adelantado-Renau, investigadora de la UJI.

El equipo ha incluido en la revisión sistemática 58 estudios transversales, de los cuales 30 se han incluido en el metaanálisis, después de haber identificado casi 6.000 estudios publicados entre 1958 y 2018. Los estudios elegidos involucraban a 480.479 participantes de 4 a 18 años de 23 países. El trabajo se ha llevado a cabo siguiendo el modelo PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses).

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viernes, 27 de noviembre de 2020

Estas son las claves para involucrar a las familias en el aula

 Encontrar un horario adecuado para las familias, cooperar y entenderse con ellas, hacer que asuman distintos roles y ofrecerles un apoyo extra en Secundaria es fundamental para que las familias participen de la educación de sus hijos dentro del aula. Nos lo cuenta Francesc Vicent Nogales, docente en el colegio San Enrique de Quart de Poblet, en Valencia.

 


Durante los últimos años hemos vivido una auténtica vorágine metodológica en las aulas: aprendizaje basado en proyectosgamificación, aprendizaje-servicio, o los proyectos cooperativos, entre otros. Tras mucho tiempo aplicando estas estrategias metodológicas, hay una constante que siempre nos ha dado garantías de éxito: la implicación de las familias en la realidad del aula. Las familias llevan décadas reconocidas como miembros de la comunidad educativa, pero también llevan años relegadas al apoyo en el hogar, con estudio y deberes, y con una importante desconexión del aula.

 

Involucrar a las familias enseñándoles cómo aprenden sus hijos 

Pero, ¿cómo pueden apoyar la educación de sus hijos si aplicamos unos métodos que ellos mismos desconocen? Es incoherente esperar que comprendan cómo reforzar contenidos con el método ABN (Algoritmo Basado en Números) si aprendieron con una metodología diferente cuando eran estudiantes. Un ejemplo: un cirujano de hace 80 años se sentiría completamente inútil en un quirófano actual, y a las familias les sucede algo similar si entran ahora en un aula en la que se encuentran a los estudiantes trabajando en cooperativo o desarrollando una sesión de ABP. La mayoría de las familias desconocen las rutinas de pensamiento que hoy son habituales en nuestro día a día, y nos miran con extrañeza cuando sus hijos les dicen: “Hemos estado jugando en clase”.

 

Por ello, es fundamental permitirles ser miembros activos dentro del aula haciendo que comprendan el aprendizaje basado en juegos, la gamificación o las matemáticas manipulativas, entre otras metodologías. A estos beneficios debemos añadir la importante carga motivadora que supone para los estudiantes y, por supuesto, la tarea y responsabilidad compartida con los padres y madres.

 

¿Cómo pueden las familias apoyar la educación de sus hijos si aplicamos unos métodos que ellos mismos desconocen?

En el momento en el que abrimos las aulas y las familias entran, ven y observan su punto de vista cambia completamente. Las familias comprenden que no jugamos, sino que es aprendizaje basado en el juego o que ‘Lápices al centro’ o ‘Folio giratorio’ son herramientas muy potentes para gestionar el trabajo cooperativo dentro de clase. 

 

Claves para que las familias participen en clase

Por otra parte, muchos docentes siguen sintiéndose más cómodos sin la presencia de otros adultos en la clase. En los centros es fácil encontrar mitos que giran en torno a la participación de las familias como: “No pueden venir al aula”, “están trabajando”, “no nos apoyan”, “no podemos permitir que nos cuestionen, nosotros somos los expertos en educación” o “en Infantil las familias siempre están disponibles, vente a Secundaria y verás la realidad”. Pero, la realidad es totalmente distinta. Muchas familias pueden acudir al aula, pero hay que ir probando distintas alternativas y claves, como las siguientes: 

·         Encontrar un horario adecuado para las familias: Hace siete años, en mi centro empezamos invitando a las familias a las nueve de la mañana, una hora ideal porque los niños están más tranquilos, pero la asistencia no solía ser mayor de cuatro o cinco personas por sesión. Otro año probamos a hacerlo de cuatro a cinco de la tarde, y desde entonces la asistencia siempre supera las diez personas por sesión.

 

·         Cooperación. Las familias son expertos respecto a sus hijos y nosotros a veces les cuestionamos afirmando, por ejemplo, que no ponen límites, pese a que no estamos presentes en sus casas. Familias y docentes estamos llamados a entendernos y cooperar, sin prejuicios ni juicios, sin cuestionar. Si ellos nos cuestionan no debemos entenderlo como una amenaza sino como oportunidad de mejora. Si una familia no entiende una actividad, nos están ofreciendo una oportunidad para explicarla de forma más clara, para darles a conocer lo que vivimos en clase, para crecer juntos. 

·         Asignar distintos roles. Invitando a las familias a la clase, les enseñamos cómo hacerlo. Les invitamos a ser partícipes asumiendo en unos momentos el rol de observador de la sesión, el de explicar o exponer desde su experiencia personal o un papel dentro de un equipo cooperativo, por ejemplo. 

·         Secundaria: una ayuda extra. En este nivel educativo, las familias necesitan toda la ayuda para comprender a sus hijos, y ahí es aún más importante nuestra labor. El problema puede ser que desde hace años han recibido un mensaje que no respondía a sus necesidades. ¿Nos sentimos cómodos si siempre recibimos mensajes negativos? ¿Acudiríamos a una reunión si me van a contar algo muy similar a lo que escuché los últimos tres años? En Secundaria los padres siguen necesitando ayuda, necesitan comprender cómo gestionar los cambios de sus hijos, cómo acompañarles y a la vez dejar el espacio que reclaman, o cómo generar corresponsabilidad, ahí el papel del profesorado es vital.

 

Implicar educativamente a las familias es una necesidad y no siempre sabemos cómo hacerlo. Para ello el libro ‘Escuela y familia: misión posible’ ofrece 27 proyectos educativos con actividades, pautas, programaciones y todo lo necesario para lograr que las familias quieran venir a clase con sus hijos y nosotros, como docentes, sepamos convertirlos en los agentes educativos que son. 

En definitiva, si creamos un modelo de escuela en el que todos estamos implicados, y en el que todos tenemos ‘voz y voto’, lograremos implantar ese modelo de educación de 360 grados, en el que la escuela y su entorno cooperan generando espacios abiertos de aprendizaje.

 

 

 

 

Por

EDUCACIÓN 3.0

Fuente

https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/estas-son-las-claves-para-involucrar-a-las-familias-en-el-aula/

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domingo, 22 de noviembre de 2020

Estimulación o sobreestimulación temprana: el efecto de las pantallas en la infancia


El uso de móviles o tablets de manera generalizada por menores de tres años tiene consecuencias en el desarrollo de algunas capacidades como la comunicativa.

Hoy día, no nos sorprende ver a un bebé que observa con mucha atención un móvil mientras le dan de comer o a un pequeño de 2 años que está pasando las fotos del teléfono de sus familiares. Cada vez es más frecuente encontrar niños que, desde muy temprana edad, manejan teléfonos móviles, tabletas, consolas y videojuegos. Ya no sorprenden estas actitudes que, hasta hace pocos años, hubieran sido impensables, debido fundamentalmente al elevado coste de estos dispositivos.


La masificación del uso de dispositivos de cualquier índole, el fácil acceso a las pantallas del que disponemos hoy día, ha restado importancia a su coste y nadie duda en permitir que los utilicen hasta los más pequeños de la familia, si a cambio se obtiene un poco de paz.

En la Asociación Junta de Portavoces de Educación Infantil 0-6 hemos reflexionado sobre nuestra percepción de las condiciones actuales de crianza de los niños y niñas, manifestando nuestra preocupación por lo que podemos observar en las aulas.

Algunas de nosotras hemos apreciado cambios en nuestra relación directa con los niños: mayor sobreprotección, retrasos en la retirada de biberón y chupete, escasa autonomía personal, falta de iniciativa, alto nerviosismo e impulsividad, gran dominio de la tecnología, dificultades con el lenguaje, etc.Al mismo tiempo, observamos con asombro cómo crecen las cifras en cuanto a la aparición y diagnóstico de distintos déficits como el de atención, hiperactividad, del lenguaje, etc.

Todo ello nos hace pensar que pueden existir factores que están incidiendo en el desarrollo infantil y que no están resultando beneficiosos. Uno de ellos podría ser este exceso de exposición a las pantallas desde edades tan tempranas.

En los primeros 3 años de vida existe un solo código cerebral fundamental: el emocional. Es en este contexto donde se desarrolla el lenguaje emocional que lleva a la comunicación a través de gestos, sonidos… construyendo poco a poco el leguaje.

El segundo código cerebral es la imitación, la manera más perfecta de aprender. Es el vehículo que ancla la emoción, puesto que lo primero que se imita son los seres queridos.

El tercer código cerebral es el juego, el disfraz donde se oculta el aprendizaje y la memoria. Jugar no es perder el tiempo.

Nacemos con pocas neuronas y pocas conexiones neuronales. Gracias a la estimulación ambiental, sensorial, cognitiva y de movimiento, se producen la multiplicación de las neuronas y sus conexiones, imprescindibles en educación infantil. En 3 años se triplican y se forman árboles sinápticos gracias a la estimulación; a los 4 poseemos 1.000 billones de conexiones neuronales. El movimiento es fundamental en estas edades, el desarrollo infantil debe tener un sustrato motor y, si es al aire libre, mejor.

Nuestros cerebros están diseñados para desarrollarse en los primeros años mediante la exploración del entorno físico y la interacción social.

De aquí se desprende la importancia del correcto desarrollo sensorial y perceptivo, y la importancia de jugar. Si queremos que nuestros niños y niñas tengan ideas, pensamientos a partir de los 6 o 7 años, es necesario que tengan aprendizajes adquiridos previamente por la percepción y las emociones positivas. La información sensorial llega al cerebro y luego al sistema límbico, donde se impregna de significado. A partir de esa información con significado nuestro cerebro construirá nuestras ideas y pensamientos. Este proceso sólo puede llevarse a cabo a través de sus vivencias, de la propia experiencia vital, que desde que nacemos conforma nuestro bagaje personal.

Según Francisco Mora Teruel, doctor en Medicina por la Universidad de Granada y doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford, el sistema sensorial de los niños (que se produce hasta los 11 o 12 años), se desarrolla estando en contacto con la realidad para construirlo. De ahí la importancia de no exponerlos a las pantallas demasiado pronto, y nunca antes de los 3 años.

A partir de esta edad, la exposición a pantallas, de más de 2 horas de navegación, deteriora la atención ejecutiva, que es la que necesitamos para el aprendizaje y el estudio. Los niños y niñas que exceden este tiempo maduran más lentamente y son mucho más inquietos, debido a que esta exposición activa el sistema de neurotransmisores de recompensa y placer, por eso roba toda la atención incluso sólo con su presencia, apagados. Al producirse esta activación se generan serotoninas, motivo fundamental de la “adicción” al dispositivo. Se alteran las redes atencionales por sobreestimulación.

La psicóloga Sheri Madigan, investigadora de la Universidad de Calgary, ha hecho público su último estudio, en el que se empezó a trabajar hace una década, en el que muestra que el exceso de tiempo frente a las pantallas puede tener consecuencias para el desarrollo de los niños.

Este estudio mostró que, cuanto mayor era el tiempo pasado delante de pantallas a los dos y tres años, peor era el desempeño de estos niños a los tres y cinco años, cuando se les realizaba un test de desarrollo. Analiza su progreso en cinco dominios clave: comunicación, habilidades motoras (gruesas y finas), resolución de problemas y habilidades sociales.

El estudio expone que el desarrollo infantil se despliega rápidamente en los primeros cinco años de vida, por lo que es un período crítico de crecimiento y maduración. Y el mecanismo por el que estos aparatos lastran ese despliegue es sencillo: «Cuando los niños pequeños están observando pantallas, pueden perder oportunidades importantes para practicar y dominar las habilidades interpersonales, motoras y de comunicación», explica el estudio.

Recientemente, desde la Asociación Junta de Portavoces de Educación Infantil 0-6 hemos celebrado una jornada sobre este tema, en la que hemos contado con la presencia de algunos miembros del Equipo de Atención Temprana de Leganés (Madrid), que nos han presentado las conclusiones de un estudio que han realizado en centros de educación infantil públicos, de dicho municipio, durante los dos últimos años.

Han partido de los estudios realizados por las Asociaciones de Pediatría Canadiense, Americana y Española, las cuales recomiendan que los niños menores de 2 años NO usen pantallas (teléfono móvil, tablet, televisión…).

En este estudio han llegado a conclusiones que pueden encontrarse en su página web y en la publicación que han realizado de tipo divulgativo, para sensibilizar sobre la importancia de este tema.
Entre otras cosas, encontramos la siguiente descripción de los problemas que puede ocasionar el uso de pantallas en estas edades tan tempranas:
·         Problemas de atención.
·         Retraso en el desarrollo del lenguaje.
·         Reducción de las formas naturales de aprendizaje.
·         Alteraciones del hábito del sueño.
·         Salud ocular.
·         Sobrepeso.
·         Bajo rendimiento escolar
·         Inadecuado desarrollo socioemocional.
Teniendo en cuenta las conclusiones obtenidas por el Equipo de Atención Temprana de Leganés y lo anteriormente expuesto, sugerimos las siguientes recomendaciones para las familias:
1.      No utilizar pantallas antes de los 2 años.
2.      Jugar y relacionarse con otros niños y niñas, desarrollando los distintos patrones de juego que corresponden a cada edad.
3.      Fomentar el contacto con la naturaleza: salir de entornos cerrados siempre que sea posible, para construir experiencias ricas y saludables que formarán parte de su bagaje personal.
4.      Realizar actividades lúdicas y diversas como jugar con juguetes de verdad, pintar, salir al parque, ver y escuchar cuentos…
5.      Buscar alternativas diferentes al uso de las pantallas para dar respuesta a los momentos o situaciones en las que los adultos necesitamos calma.
6.      Aprovechar las comidas como momento comunicativo y de educación alimentaria.
7.      Reducir nuestro uso de las pantallas para ofrecer un modelo correcto y, siempre que sea posible, evitarlas en su presencia.
8.      Favorecer momentos de interacción con los niños.
De igual manera, proponemos algunas recomendaciones de hábitos que NO deben realizar las familias, si nos preocupa la repercusión que tiene el uso de las pantallas por los niños pequeños:
·         Que los niños tengan dispositivos propios como tabletas, teléfonos y ordenadores, y tampoco utilizar los de familiares y otros adultos.
·         Poner la televisión, el ordenador… en la habitación del niño.
·         Utilizar el tiempo de ocio que las familias tienen con los niños para jugar con consolas o cualquier otro dispositivo.
·         Utilizar pantallas para tranquilizarlos, para que coman mejor,…
·         Usar pantallas como premio.
·         Tener la televisión puesta cuando nadie la está mirando.
Como concluye Sheri Madigan en su estudio: «Cuando los niños pequeños están observando pantallas, pueden perder oportunidades importantes para practicar y dominar las habilidades interpersonales, motoras y de comunicación».

Ver la televisión, el juego con consolas, tabletas o móviles inhibe la curiosidad y la atención hacia el entorno porque se acostumbran a centrarla en el dispositivo, no permite el movimiento ni transferir aprendizajes, no produce vivencias ni experiencias personales que motiven el desarrollo del lenguaje y del pensamiento. Entretienen, “invisibilizan” a los niños pero ¿estamos dispuestos a aceptar el coste que esto puede producir en sus pequeños cerebros?


ASOCIACIÓN JUNTA DE PORTAVOCES DE EDUCACIÓN INFANTIL 0-6 AÑOS

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