lunes, 28 de septiembre de 2020

ENTREVISTA A FRANCESCO TONUCCI: “HABLAMOS MUCHO DE LOS NIÑOS, PERO MUY POCO CON LOS NIÑOS”

 El maestro, pedagogo e investigador italiano cree que la escuela necesita “un cambio radical”, ahora más que nunca

  • Se habla día tras día de los niños, de cómo han vivido el confinamiento, de cuáles son las consecuencias que estos meses tendrán en su aprendizaje o de cuánto necesitan volver a las aulas, pero, ¿por qué nunca se buscan las respuestas en ellos? Esto es lo que no comprende el maestro, pedagogo, investigador y dibujante italiano Francesco Tonucci, también conocido como “Frato”.

 


Si él es una de las voces más respetadas dentro del ámbito educativo a nivel mundial posiblemente no solo sea por su formación, sino también y sobre todo por haber escuchado durante toda su vida lo que los niños tienen que decir respecto a las decisiones que les afectan.

En este momento de incertidumbre y tensión por cómo se desarrollará la vuelta al cole en convivencia con el Covid-19, numerosas instituciones o entidades educativas de países como Argentina, Perú o Colombia acuden a Tonucci (Fano, 1940) para conocer cuáles son sus propuestas y tomar nota de algunas ideas que él defendió siempre y que ahora resultan más relevantes que nunca.

 

Entre ellas, las que están ligadas de forma directa a la “La Ciudad de los niños”, un proyecto que alumbró el italiano en 1991 con el propósito firme de “poner al niño en el lugar que ocupa el adulto trabajador, que se desplaza en automóvil”.

 

PREGUNTA: ¿Qué ha pasado con los niños en estos meses de pandemia?

RESPUESTA: Lo primero es que hablamos mucho de niños, pero muy poco con los niños. Los únicos que están fuera de todos los debates son ellos. Es impresionante pesar que hace 30 años todos los países del mundo ratificaron en la Convención de los Derechos del Niño que tienen derecho a expresarse cada vez que se toman decisiones que les afectan y ahora en nada de lo que se está discutiendo sobre ellos se les consulta. Estamos en una situación de ilegalidad. Hay que decirlo así como es.

 

“Hablamos mucho de niños, pero muy poco con los niños“

Nosotros cuando empezó el desastre, la pandemia, a mitad de marzo, enviamos un mensaje a las “Ciudades de los niños y las niñas” para que los alcaldes convocaran a los consejos de los niños de forma virtual. De ahí y de varias encuestas que hemos promovido en distintos países extraemos tres conclusiones muy claras: que los niños extrañaron a sus amigos, que lo pasaron muy bien con sus padres (como nunca en su vida), y que estaban hartos de los deberes y de las clases virtuales.

 

P: ¿La experiencia del confinamiento les puede haber afectado negativamente?

R: Es cierto que siempre hay situaciones complicadas, pero en la mayoría de los casos que nos llegan vemos que ha sido una buena experiencia para ellos. Yo no creo que tengamos que tener miedo a cómo se recuperen porque no considero que el confinamiento haya sido un trauma, por una razón noble y por otra innoble.

La noble es que lo pasaron en casa con sus padres y la innoble es que los niños ya estaban encerrados antes. No es que aprendieran a encerrarse en casa a raíz de la pandemia, es que no podían salir antes tampoco porque los niños hace tiempo que perdieron los espacios públicos. Solo pueden salir si están acompañados por sus padres.

 

P: Ahora hay padres preocupados por el desfase curricular, por las carencias en su aprendizaje… ¿entiendes este temor?

R: Es evidente que lo que la escuela enseñó en este tiempo es muy frágil, es un aprendizaje muy débil. El tema es que no era mucho más fuerte antes (…) Hay un porcentaje muy alto de niños que en la escuela se aburren, que no quieren ir. Y esto no es por culpa del virus.

Pero preguntarse lo que han perdido me parece una forma ridícula. Lo que me gustaría es que se dedicara un tiempo para empezar el nuevo año escolar después de haber analizado lo que los niños han aprendido y lo que han ganado.

 

P: ¿Qué han aprendido?

R: Aprendieron a vivir, a reaccionar frente a un bombardeo de noticias horrorosas que todos los días entraban en su casa, a convivir con lutos, o con la enfermedad. Todo esto tiene que entrar en la escuela. No puede ser que la escuela se ocupe de lo otro. Fíjate, la escuela italiana asumió como lema el de “La escuela no para”. Esto es absurdo. Si el mundo ha parado, la escuela tiene que parar, porque no parar lo único que significaba es que se seguía con un programa y que, mientras todo el mundo hablaba de un virus en la calle, igual en clase de ciencia se hablaba de la fotosíntesis.

Elisa, una niña de 9 años de Lima, dijo en una encuesta que antes no podía entender estas cosas que pasan porque estaba en la escuela.

Nosotros hicimos una propuesta que se llamaba “La casa como laboratorio”. Pensamos que si todo se había parado y el mundo de los niños se había restringido a su casa, lo correcto era pedir a los padres que transformaran las actividades domésticas en las nuevas tareas, que los niños cocinaran con sus padres, lavaran la ropa o plancharan. O que les propusieran revisar fotos para reconstruir su historia personal, que tuvieran un diario secreto, que leyeran juntos en familia una novela media hora por día como si fuera un teatro… Y en muchos países se ha hecho.

En Argentina, el ministro de Educación me llamó, hablé con él por Skype e hicimos una conferencia pública juntos. La próxima semana presentaremos un cuaderno que preparó el ministerio y que se está repartiendo en las escuelas. Ahí se incluye esta idea y avanzo también otras propuestas sobre la vuelta a las clases.

 

P: Estas propuestas nada tienen que ver con ordenadores y tabletas…

R: Es que la tecnología falló totalmente. Los niños no se encontraron con una didáctica a distancia y está claro que el uso de la tecnología para dar clase no funciona, pero tampoco la asistencia presencial es suficiente porque la clase magistral es una forma muy débil de transmisión de conocimiento. Lo que funciona es el conocimiento que desarrollan los alumnos buscando e investigando, no escuchando a los maestros.

 

“El uso de la tecnología para dar clase no funciona“

Me habría gustado que la escuela al menos usara las plataformas como instrumento para dialogar con los alumnos, para ayudarlos a entender lo que estaba pasando en el mundo y que expresaran sus sentimientos.

 

P: Escuchamos continuamente a padres y políticos decir que los niños necesitan volver ya al colegio. ¿Cómo lo ves tú?

R: Los niños no necesitan ir la escuela. Es falso, y con esto no quiero rebajar la importancia de la escuela. Si los niños han echado de menos la escuela es porque hoy en dia es el único lugar donde se pueden encontrar con los amigos, porque han perdido las calles.

Un niño de Argentina nos dijo: “Nos quitaron de la escuela lo que más me interesaba, los amigos y el recreo, y se ha quedado lo que menos nos gustaba, las clases y las tareas”.

Si la escuela tiene el valor de entender lo que está pasando, tiene que estar estar dispuesta a un cambio radical que hoy en día es necesario.

 

P: ¿Cuál es el giro que deberían dar los centros educativos?

R: Los niños no pueden quedarse todos en un aula, frente a un maestro, sino formar parte de grupos independientes que trabajen por su cuenta como pasaba antiguamente. A esa imagen de escuela, que era la buena escuela de los buenos maestros de siempre, es muy fácil volver hoy en día con la pandemia porque un grupo puede estar en el pasillo y otro grupo en la clase, y reforzar así la autonomía que se ha perdido.

El Artículo 29 de la Convención sobre los Derechos del Niño habla de que el objetivo de la educación es el desarrollo de la personalidad de los niños, de sus aptitudes, hasta el máximo de sus posibilidades. Ese es el objetivo que deben tener la familia y la escuela respecto a la educación y no el conseguir unos resultados previstos o evaluar a los niños respecto a lo que rindieron.

Pero todo esto que vamos a plantear no se debería decidir lejos o arriba, a nivel de ministerios. Se debería abrir una mesa en cada escuela o en cada ciudad, una mesa en la que se sitúen cuatro protagonistas: la ciudad, la escuela, la familia y los niños. Que estén presentes los cuatro y todas las decisiones salgan de un debate compartido.

 

P: ¿La pandemia podría hacernos despertar?

R: Todas las veces que hay un trauma fuerte nos ponemos frente a la posibilidad de cambios. Tenemos que pensar que algo no ha funcionado hasta ahora y veo que gracias a la tragedia llegan propuestas antiguas, en mi caso de hace más de 50 años.

Hoy las escuelas están pidiendo a la ciudad espacios vacíos para repartir los alumnos, pero a mí me gusta pensar que la ciudad puede ofrecer espacios llenos, que se puede hacer escuela fuera de las aulas visitando una fábrica, una editorial, un museo, una orquesta… invitar a la ciudad a ofrecerse a las escuelas con propuestas educativas.

 

“Me gusta pensar que se puede hacer escuela fuera de las aulas“

El virus nos ofrece una ciudad más correcta donde se respeten más las necesidades de los peatones que de los coches, como ocurre en Pontevedra, por ejemplo.

 

P: ¿Qué propuestas concretas trasladas a quienes te consultan qué medidas se pueden tomar para la vuelta al cole?

R: Que los niños se muevan solos. Parece un contrasentido, pero llevamos proponiéndolo muchos años. Si salen solos, será la mitad de la gente la que se mueve (…). También  planteamos que las calles cercanas a las escuelas se cierren al tráfico durante el tiempo de la apertura porque así la escuela puede aprovechar este espacio libre para el descanso, para hacer gimnasia… Ampliando su espacio también se crea un ambiente de respeto urbano.

Otra propuesta que avanzo y que ahora tiene un sentido más fuerte es que todos los espacios de los centros se usen para crear laboratorios y talleres y no solo aulas. Hay que renunciar al aula y hacer espacios especializados en algo, en música, ciencia, arte, o tener una huerta como laboratorio de ciencias, por ejemplo, o una cocina.

 

“Hay que renunciar al aula y hacer espacios especializados“

Tendrían que ser grupos que pasan de un lugar a otro y no estar ocho horas sentados en el mismo lugar porque eso ahora mismo, solo por el tema sanitario, no debería estar permitido. Además, un niño que nació bailarín o una niña que nació mecánica no van a encontrar nada que les sugiera que tienen esa vocación. Serán burros en la escuela cuando quizá son genios potenciales en su sector. La escuela correcta debería ayudar a cada uno a buscar lo suyo.

 

P: ¿Hay algún mensaje que quieras trasladar a los padres?

R: Yo les diría que hablen con sus hijos, que intenten entender lo que los niños ganaron en este tiempo de clausura, porque seguro que todos ganaron mucho y crecieron mucho. Por ejemplo, una niña argentina de cinco años  decía que durante el confinamiento aprendió a dormir sola. (…) Hay que aconsejar a los padres que se pregunten también ellos qué aprendieron de sus hijos, qué descubrieron que no conocían antes.

Y que, cuando todo esto termine les concedan mas autonomía, que les dejen salir solos de casa. Sería maravilloso que el virus, que ha sido una tragedia, les regalara eso a los niños.

 

 

 

 

 

Fuente: https://www.rtve.es/noticias/20200829/entrevista-pedagogo-investigador-italiano-francesco-tonucci/2041015.shtml

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viernes, 25 de septiembre de 2020

Qué mascarillas deben usar niñas y niños y cómo evitar problemas por su uso prolongado

Si todo sale bien, niñas, niños y adolescentes van a pasar muchas horas al día con las mascarillas puestas. Esto puede suponer o agravar situaciones relacionadas con la piel, entre otros problemas. De la mano de la Asociación Española de Pediatría vemos de qué manera solventarlos y aclaramos qué tipo de mascarilla es mejor en según qué situaciones.

 


Hace unos días, en la Comisión de Educación del Congreso, durante la comparecencia de la ministra de Educación y FP se planteó que el curso escolar va a comenzar con muchas preguntas e incertidumbres. Entre ellas se encuentra qué tipo de mascarillas han de usar niñas, niños y adolescentes. Una diputada de la opisión le echaba en cara a Isabel Celaá que, a pocos días o semanas de comenzar, desde el Ministerio no se había hecho ninguna aclaración al respecto.

Si se hace una búsqueda en internet en relación a esta cuestión, puede comprobarse que ya el Ministerio de Consumo publicó una guía en la que se daban recomendaciones sobre la compra y uso de mascarillas en menores. El texto dice lo siguiente:

 

“En caso de utilizar mascarillas, niños y niñas sanos a partir de 3 años deben usar mascarillas higiénicas acordes a cada rango de edad. Existen tres tallas, acordes a cada rango de edad, entre los 3 y los 12 años. Recuerda, además, que es importante que un adulto supervise la colocación, el uso y la retirada de las mascarillas. Niños y niñas positivos por COVID-19, con síntomas o asintomáticos positivos deben usar preferentemente mascarillas quirúrgicas o higiénicas con especificación UNE”.

 

En cualquier caso, hemos lanzado algunas preguntas a Esther Serrano, responsable de Familia y Salud (el portal de divulgación de la Asociación Española de Pediatría), para conocer más detalles sobre qué mascarillas deben utilizar niñas y niños, ahora que, si la situación que lo impide, tendrán que llevarlas durante muchas horas al día.

 

Efectos de llevar muchas horas la mascarilla

Para la doctora Serrano, si se toman algunas precauciones básicas, se pueden limitar los posibles efectos que el hecho de llevar muchas horas la mascarilla puesta pueda suponer para el alumnado. Aunque asegura que los problemas más habituales se han podido ver en el personal sanitario después de pasar hasta 12 horas con estas protecciones, hay que tener en cuenta, principalmente, a niñas y niños que tengan algunos problemas de piel previos, como pudiera ser el acné o las pieles atópicas.

 

La pediatra enumera algunos de los problemas que pueden surgir como el empeoramiento de las dermatitis atópicas, eczemas detrás de las orejas por las gomas, eczemas o dermatitis por causa de los materiales utilizados en la fabricación de las mascarillas, dolor de cabeza o dificultad para respirar según la mascarilla que utilicen, sequedad de la piel, infección por hongos por culpa de la humedad en la zona… La doctora asegura, en cualquier caso, que el uso de mascarillas no produce «problemas pulmonares y cardíacos, ni falta de oxígeno. Están diseñadas para poder respirar normalmente».

 

Para hacerles frente, Esther Serrano recomienda el uso de material homologado por se de mayor calidad y ser más seguras; evitar tejidos sintéticos; limpiar la cara antes y después de usar la mascarilla; evitar el maquillaje cuando se lleve puesta (en el caso de adolescentes); hidratar la piel con cremas emolientes; evitar que las gomas estén demasiado apretadas; evitar la humedad cambiando la mascarilla cada cuatro horas y, en la medida de lo posible, hacer descansos; lavar con frecuencia las mascarillas reutilizables y no más de un día las desechables…

 

Qué mascarillas

Pues como casi todo, depende. En el caso de menores que no tengan síntomas o estén sanos, Esther Serrano recomienda las mascarillas higiénicas homologadas ya que «nos ofrecen más garantías que los ‘arreglos caseros'», asegura. Estas pueden ser reutilizables o de un solo uso.

 

Este tipo de mascarillas, explica la pediatra, de tela, son suficientes para hacer de barrera, no es necesario que lleven filtros y se evita generar más residuos.

 

Eso sí, hay que asegurarse de que tienen la calidad necesaria. Hay que observar el etiquetado para evitar problemas posteriores. En este sentido, Serrano señala que las mascarillas higiénicas reutilizables cumplen con la norma UNE 0065:2020, lo que supone que tendrán una filtración adecuada y, además, permiten respirar con ellas sin problemas. Tanto para adultos como para niñas y niños. En el caso de las higiénicas desechables, para este último grupo de edad, habrá que buscar la identificación de la norma UNE 0064-2:2020 para estar seguros. En el caso de las mascarillas quirúrjicas, la referencia es UNE EN 14683. En el caso de niños con cáncer, fibrosis quística, inmunosupresión u otra patología crónica, lo recomendable es que utilicen máscarillas quirúrgicas o las N95 cuando lo indique su médico.

 

Aunque es una obviedad, nunca está demás volver a decirlo. Las mascarillas de un solo uso deben desecharse tras utilizarlas. En el caso de las reutilizables, habrá que atender a las indicaciones del fabricante sobre el método de lavado y cuál es el número máximo de estos.

 

A esto, Serrano añade que «es preferible elegir las mascarillas que no incluyan látex, y preferiblemente las que utilicen orgánico con certificado OEKO-TEX, porque garantiza que el material usado está exento de sustancias nocivas».

 

Las mascarillas deben tener la talla idónea según el rango de edad, de 3 a 5 años; de 6 a 9, y de 10 a 12. A partir de los 12, Serrano aclara que deben utilizarse las mismas mascarillas que las personas adultas, según indicaciones de la OMS y de Unicef.

 

En el caso de menores que sí tengan síntomas como fiebre, tos, estornudos, diarrea, vómitos, etc. o han dado positivo en Covid-19, deben utilizar mascarillas quirúrgicas. También deben hacerlo en el caso de que sean contactos estrechos de personas confirmadas como infectadas que se encuentren en su domicilio, durante el periodo de cuarentena que habrán de pasar.

 

Más allá de otras consideraciones, aseguran las y los pediatras, el uso de la mascarilla no debería eximir de las otras medidas de seguridad, es decir, mantener las distancias interpersonales así como una buena higiene de manos regularmente.

 

 

 

 

 

 

Por Pablo Gutiérrez del Álamo

Fuente

https://eldiariodelaeducacion.com/2020/09/03/que-mascarillas-deben-usar-ninas-y-ninos-y-como-evitar-problemas-por-su-uso-prolongado/

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domingo, 20 de septiembre de 2020

Principales perjuicios visuales y físicos que producen los videojuegos

 El sector del videojuego es uno de los que más dinero mueve en todo el mundo. Con la pandemia del coronavirus, este sector ha experimentado un crecimiento de hasta un 65%. Si nos fijamos en las edades, los usuarios suelen iniciarse a edades muy tempranas. Aproximadamente el 11% lo hace entre los 5 y los 10 años, mientras que un 8% lo hace entre los 11 y los 14. El 64% tiene entre 15 y 44 años y el 19% tiene una edad comprendida de 45 a 66.

 


El abuso de los videojuegos, entre los más jóvenes, puede ocasionar importantes problemas visuales y musculares. A nivel ocular, las afecciones visuales más habituales son fatiga o dolor ocular, sequedad de los ojos, lagrimeo y visión borrosa. En cuanto a las musculares, pueden aparecer trastornos musculoesqueléticos de los hombros, dolor de cuello, dolor de cabeza y mareos.

 

¿Qué afecciones visuales específicas ocasionan los videojuegos?

Agotamiento visual

El enfoque de los ojos cambia cuando en vez de exponerse a una superficie plana, lo hace a una pantalla de video. Al mirar cualquier material que esté impreso, el cerebro y los ojos calculan de forma exacta a qué distancia deben enfocar.

 

Cuando se mira una pantalla de vídeo, los ojos modifican constantemente el enfoque, haciendo que los ojos se agoten excesivamente. Además, cuando se juega a los videojuegos, los ojos tienden a memorizar la pantalla durante las horas posteriores. Esto puede dificultar que los ojos se concentren fácilmente en otros objetos, incluso mucho después de que el videojuego se haya apagado.

 

Irritación

Los niños tienden a parpadear con mucha menos frecuencia mientras están absortos por cualquier estímulo, incluido un videojuego. Este parpadeo reducido puede afectar significativamente el flujo de las lágrimas, a veces resultando en sequedad e irritación.

Los descansos recomendados para los jugadores de más temprana edad son de 5 minutos cada 20 minutos de juego. Además, habrá que tomar las precauciones oportunas de distanciamiento respecto a la pantalla. La distancia recomendada por los principales proveedores de videojuegos de consola es de 183 cms. Para los que juegan en el ordenador, existen protectores oculares propios para los PCs que pueden menguar estos perjuicios visuales en el jugador.

 

Peligros oculares

La mayoría de los videojuegos requieren un largo tiempo de compromiso para terminar un juego en particular o alcanzar un nuevo nivel. Por lo tanto, obligan al jugador a permanecer concentrado en la pantalla durante un tiempo de juego considerable.

 

Esto puede conducir a los gamers a padecer los mismos problemas que causa ver la televisión durante mucho tiempo, si no se toman descansos frecuentes para relajar los ojos. Dolores de cabeza, visión borrosa e incluso miopía, son los más comunes.

 

¿Cómo deben proteger la vista los jugadores de videojuegos?

Todos los peligros que puedan atacar a la visión se pueden prevenir con los protocolos adecuados. Asegurar bien la distancia entre el jugador y la pantallaposicionar a la altura de los ojos el monitortomar descansos frecuentes y reducir el deslumbramiento del entorno de juego entre otros, reducirán los riesgos oculares que los jugadores de videojuegos puedan experimentar durante cada sesión

 

 

 

Fuente

https://educacion2.com/principales-perjuicios-visuales-y-fisicos-que-producen-los-videojuegos/

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viernes, 18 de septiembre de 2020

Cinco pasos para disminuir la ansiedad infantil

 La ansiedad es un problema creciente en los hogares que afecta a niños y adultos.


 

La salud mental se ha vuelto un tema de gran importancia ante las condiciones impuestas por un aislamiento prolongado. En el caso de los niños, la situación de incertidumbre y encierro provocado por la pandemia podría jugar un rol importante en el aumento de casos de ansiedad infantil.

 

Un reciente estudio realizado por la organización Save the Children ha encontrado que 1 de cada 4 niños sufren de ansiedad por el aislamiento derivado del coronavirus. En el estudio participaron más de 6000 niños de Alemania, Finlandia, España, Estados Unidos y Reino Unido. 

En artículos anteriores hemos hablado sobre la ansiedad, por qué es diferente del estrés y cómo detectarla en niños, pero también es importante saber qué pasos podemos tomar  para aminorarla en casa y discernir cuándo y cómo podría ser necesario buscar la ayuda de un profesional. 

 

Ayudar a los niños a mantener bajos sus niveles de estrés para no generar un caso de ansiedad, no es tan fácil como se lee. Especialmente con las escuelas cerradas debido a la pandemia, muchas actividades extracurriculares suspendidas y restricciones para salir de casa. Pero existen medidas que madres y padres pueden tomar para fomentar un diálogo abierto y ser constantes con un acompañamiento que aminore los síntomas de la ansiedad en cuarentena.

 

Cinco medidas para reducir la ansiedad infantil

1. Mantener la calma y asumir un rol de apoyo

El primer paso es revisar tus propios niveles de ansiedad y utilizar los mecanismos adecuados para mantenerte tranquilo. Los niños tienden a copiar el comportamiento de los padres o personas cercanas. También son muy perceptivos y podrían no solo notar el estrés en su entorno, sino replicarlo. 

Es necesario ser conscientes de nuestros comportamientos y las emociones que proyectamos cuando estamos cerca de los niños que están bajo nuestro cuidado, además de establecer instancias de conversación en la que podamos comunicar nuestras emociones en forma empática y positiva, de forma que los hijos puedan seguir el ejemplo cuando hablen de cómo se sienten.

 

2. Diseñar una rutina (pero ser flexibles)

Ante una situación de incertidumbre como la pandemia, las rutinas pueden ser un refugio emocional que ayuda a generar un lugar seguro para los hijos. Tener una agenda y un conjunto de actividades mantiene sus mentes activas, les da estructura y un recurso para mantenerse positivos después de llevar a término las tareas asignadas.

Además de los deberes escolares, los de casa y el ejercicio, es recomendable permitir que el niño participe en la selección de actividades, de esta forma la rutina incluirá cosas de su agrado y se sentirá tomado en cuenta dentro de la vida familiar.

De la misma forma, es importante tomar en cuenta que el propósito de la rutina, tanto para padres como para niños, es la de crear un ambiente de estabilidad, un espacio seguro. Ninguna rutina ni agenda está escrita en piedra, si hay algo que no funcione es crucial contar con la apertura y flexibilidad para cambiarlo, ya sea solo por un día o permanentemente.

La rutina, en este caso, existiría para satisfacer las necesidades psicológicas y emocionales de la familia, no al revés.

 

3. Ayudarle a mantener sus conexiones sociales

Uno de los problemas más serios para el desarrollo psicosocial de los niños en cuarentena es la falta de instancias donde puedan socializar. Con las escuelas cerradas y las reuniones canceladas, es necesario hacer uso de recursos tecnológicos para ayudar a los niños a procurar contacto con compañeros de la escuela, maestros, familiares y amigos.

Utilizar Facetime, Zoom y otras plataformas de comunicación en tiempo real ayudan a los hijos a mantener instancias de socialización virtual, que si bien no supera a la presencial, sigue representando un recurso necesario para mantener su salud mental, habilidades de comunicación y convivencia.

 

4. Promover instancias de cuidado personal

En momentos como este, es importante enseñar a los niños sobre el valor del cuidado propio. Acciones simples como tomarse un momento para ellos, atender su higiene personal; jugar, ver o leer algo que les agrade, meditar en familia, conversar.

Tanto niños como adultos necesitan realizar actividades auxiliares para el cuidado de su salud mental y física. Es crucial guiar a los niños para que encuentren y adopten las actividades de cuidado propio que más les ayuden.

 

5. Entender la “nueva normalidad”

Una de las variables que hace más difícil a los niños (y a otros tantos adultos) ajustarse al periodo de aislamiento y medidas preventivas es la concepción de que se trata de un periodo extendido.

El problema de vislumbrarlo de esta forma, es que se asume la llegada una fecha límite a estas medidas, que nunca llega. Esta situación extiende no solo el periodo de encierro, sino nuestra resistencia al mismo, y  se vuelve aún más complicada en los niños, que no tienen las mismas herramientas para navegar y conocer su entorno de la misma forma que los adultos. 

 

Los niños tampoco perciben el tiempo de la misma manera, por lo que decirles constantemente que nos encontramos en una situación finita, podría tener efectos más negativos en ellos que en un adulto al ver que este se aleja cada vez que parecemos llegar a la línea de meta.

 

En términos más simples, para darle a los niños las herramientas para sobrellevar emocionalmente la cuarentena, necesitamos dejar de decirles que la pandemia y el encierro acabarán pronto. Para ellos, la palabra pronto significa algo mucho más inmediato que para nosotros, especialmente si no tienen toda la información que tienen los adultos sobre cómo se ha desarrollado el virus y cómo ha afectado tanto estructuras económicas como dinámicas sociales. 

 

Quizás, adaptarnos primero como adultos a esta “nueva normalidad” y comprender que el hecho de que es temporal no quiere decir que su finitud es inmediata o próxima, nos puede ayudar a encontrar la estabilidad que necesitamos para apoyar a los niños bajo nuestro cuidado a entender lo mismo, y llegar juntos a la admisión tanto del fin de la pandemia en un futuro, como de su permanencia en el presente.

 

Si después de aplicar estas medidas el niño continúa mostrando síntomas de ansiedad, es recomendable solicitar la ayuda de un profesional. Un psicólogo tiene las herramientas para apoyar a una niña o niño cuyo problema de ansiedad es más severo. Es crucial no saltarse esta medida, dado que un problema de ansiedad que no es atendido puede desarrollar trastornos más serios como la depresión o el estrés crónico.

 

 

 

 

Por Sofía García

Fuente

https://observatorio.tec.mx/edu-news/consejos-disminuir-ansiedad

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viernes, 11 de septiembre de 2020

¿Cómo pueden apoyar los padres de familia la educación a distancia?

 Las modalidades educativas a distancia, virtuales y en línea que se han debido adoptar en diversos países ante la situación actual, han hecho necesario que los docentes y padres de familia busquen nuevas formas de colaboración para lograr alcanzar los propósitos planteados. Ante ello, es preciso conocer qué acciones pueden llevar a cabo las familias en el hogar para apoyar a los profesores, en este artículo te compartimos una lista con algunos consejos que pueden ser de gran utilidad.

 

RECOMENDACIONES PARA QUE LOS PADRES DE FAMILIA PUEDAN APOYAR EN LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

La educación a distancia necesita que los docentes y padres de familia colaboren de manera estrecha en favor del aprendizaje de los niños. En este sentido, es necesario que los profesores orienten a las familias acerca de cuáles son aquellas acciones con las que pueden colaborar en casa y que pueden resultar benéficas para el proceso de enseñanza-aprendizaje.

 

A continuación te compartimos algunos consejos útiles que se pueden sugerir a los padres de familia:

 

Planificar un horario que incluya tiempos para comer, dormir, jugar y hacer las tareas: Puede elaborarse en conjunto con los más pequeños, en el caso de los adolescentes es recomendable animarlos a que ellos mismos lo realicen, de esta manera se les involucra de manera activa, desarrollan autonomía y un sentido de responsabilidad.

 

Adecuar un espacio para realizar las actividades: Debe ser un lugar tranquilo y libre de distracciones, de esta forma el niño podrá concentrase mejor al realizar las actividades.

 

Apoyarlos en las tareas, pero no hacerlas por ellos: Cuando las tareas son realizadas por los alumnos, el profesor puede identificar la evolución, así como las áreas que son necesarias reforzar.

 

Educar en valores: La situación actual de confinamiento puede resultar propicia para fomentar en los niños valores como la responsabilidad, autonomía, constancia y humildad, entre otros.

 

Leerles y escribir con ellos: Los adultos son el principal modelo lector y escritor para los niños. Asimismo, la lectura y la escritura apoya a los niños a superarse en todas las asignaturas y son la clave para seguir aprendiendo, por lo que es importante fomentar este hábito.

 

Felicitar a los niños por su esfuerzo: Al hacerlo los niños se motivan y adquieren confianza para seguir aprendiendo.

 

Ser pacientes: El aprendizaje es un proceso gradual, en el que cada niño avanza a su propio ritmo, por lo que es recomendable ser pacientes.

 

Platicar con sus hijos: Hablar y escuchar cuidadosamente son dos destrezas que juegan un papel muy importante en el éxito escolar. Los niños que no escuchan muchas conversaciones o a quienes no se les alienta a hablar y participar, suelen tener problemas al aprender a leer, lo cual puede causarles retrasos en su desarrollo escolar. Una sugerencia para esto podría ser el realizar comentarios en familia sobre libros, noticias del periódico, revistas o programas de televisión.

 

Cuidar la salud emocional de los niños: Este periodo de contingencia y aislamiento no ha sido fácil, sobre todo para los niños, por lo que es importante alternar la realización de las tareas con ejercicios de relajación y pausas para jugar.

 

 

Mantener comunicación con los profesores: Es recomendable mantener una buena comunicación con los docentes para conocer con certeza las indicaciones y sugerencias,  así como para expresarle posibles dudas.

 

CONCLUSIONES

La enseñanza a distancia requiere que los padres de familia y docentes trabajen en conjunto. En este sentido, las recomendaciones que aquí compartimos pueden reforzar dicha colaboración, ya que son posibles de implementar en casi todos los hogares y no precisan de grandes recursos, sino más bien de buena disposición y  voluntad.

 

 

 

Sobre el autor

Jorge Alberto Guerrero Hernández

Licenciado en Educación Primaria con maestría en Sociología Educativa

Fuente

https://docentesaldia.com/2020/08/23/como-pueden-apoyar-los-padres-de-familia-para-que-la-educacion-a-distancia-sea-exitosa/

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