La ansiedad es un problema creciente en los hogares que afecta a niños y adultos.
La salud mental se ha vuelto un tema de gran importancia ante las
condiciones impuestas por un aislamiento prolongado. En el caso de los niños,
la situación de incertidumbre y encierro provocado por la pandemia podría jugar
un rol importante en el aumento de casos de ansiedad infantil.
Un reciente estudio realizado por la organización Save the Children ha
encontrado que 1 de cada 4 niños sufren de ansiedad por el aislamiento derivado
del coronavirus. En el estudio participaron más de 6000 niños de Alemania, Finlandia, España, Estados Unidos y
Reino Unido.
En artículos anteriores hemos hablado sobre la ansiedad, por qué
es diferente del estrés y cómo detectarla en niños, pero también es importante
saber qué pasos podemos tomar para aminorarla en casa y discernir cuándo
y cómo podría ser necesario buscar la ayuda de un profesional.
Ayudar a los niños a mantener bajos sus niveles de estrés para no
generar un caso de ansiedad, no es tan fácil como se lee. Especialmente con las
escuelas cerradas debido a la pandemia, muchas actividades extracurriculares
suspendidas y restricciones para salir de casa. Pero existen medidas que madres
y padres pueden tomar para fomentar un diálogo abierto y ser constantes con un
acompañamiento que aminore los síntomas de la ansiedad en cuarentena.
Cinco medidas para reducir la ansiedad infantil
1. Mantener la calma y asumir un rol de apoyo
El primer paso es revisar tus propios niveles de ansiedad y utilizar los
mecanismos adecuados para mantenerte tranquilo. Los niños tienden a copiar el
comportamiento de los padres o personas cercanas. También son muy perceptivos y
podrían no solo notar el estrés en su entorno, sino replicarlo.
Es necesario ser conscientes de nuestros comportamientos y las emociones
que proyectamos cuando estamos cerca de los niños que están bajo nuestro
cuidado, además de establecer instancias de conversación en la que podamos
comunicar nuestras emociones en forma empática y positiva, de forma que los
hijos puedan seguir el ejemplo cuando hablen de cómo se sienten.
2. Diseñar una rutina (pero ser flexibles)
Ante una situación de incertidumbre como la pandemia, las rutinas pueden
ser un refugio emocional que ayuda a generar un lugar seguro para los hijos.
Tener una agenda y un conjunto de actividades mantiene sus mentes activas, les da estructura y un recurso para mantenerse
positivos después de llevar a término las tareas asignadas.
Además de los deberes escolares, los de casa y el ejercicio, es
recomendable permitir que el niño participe en la selección de actividades, de
esta forma la rutina incluirá cosas de su agrado y se sentirá tomado en cuenta
dentro de la vida familiar.
De la misma forma, es importante tomar en cuenta que el propósito de la
rutina, tanto para padres como para niños, es la de crear un ambiente de
estabilidad, un espacio seguro. Ninguna rutina ni agenda está escrita en
piedra, si hay algo que no funcione es crucial contar con la apertura y
flexibilidad para cambiarlo, ya sea solo por un día o permanentemente.
La rutina, en este caso, existiría para satisfacer las necesidades
psicológicas y emocionales de la familia, no al revés.
3. Ayudarle a mantener sus conexiones sociales
Uno de los problemas más serios para el desarrollo psicosocial de los
niños en cuarentena es la falta de instancias donde puedan socializar. Con las
escuelas cerradas y las reuniones canceladas, es necesario hacer uso de
recursos tecnológicos para ayudar a los niños a procurar contacto con
compañeros de la escuela, maestros, familiares y amigos.
Utilizar Facetime, Zoom y otras plataformas de comunicación en tiempo
real ayudan a los hijos a mantener instancias de socialización virtual, que si
bien no supera a la presencial, sigue representando un recurso necesario para
mantener su salud mental, habilidades de comunicación y convivencia.
4. Promover instancias de cuidado personal
En momentos como este, es importante enseñar a los niños sobre el valor
del cuidado propio. Acciones simples como tomarse un momento para ellos,
atender su higiene personal; jugar, ver o leer algo que les agrade, meditar en
familia, conversar.
Tanto niños como adultos necesitan realizar actividades auxiliares para
el cuidado de su salud mental y física. Es crucial guiar a los niños para que
encuentren y adopten las actividades de cuidado propio que más les ayuden.
5. Entender la “nueva normalidad”
Una de las variables que hace más difícil a los niños (y a otros tantos
adultos) ajustarse al periodo de aislamiento y medidas preventivas es la
concepción de que se trata de un periodo extendido.
El problema de vislumbrarlo de esta forma, es que se asume la llegada
una fecha límite a estas medidas, que nunca llega. Esta situación extiende no solo
el periodo de encierro, sino nuestra resistencia al mismo, y se vuelve
aún más complicada en los niños, que no tienen las mismas herramientas para
navegar y conocer su entorno de la misma forma que los adultos.
Los niños tampoco perciben el tiempo de la misma manera, por lo que decirles
constantemente que nos encontramos en una situación finita, podría tener
efectos más negativos en ellos que en un adulto al ver que este se aleja cada
vez que parecemos llegar a la línea de meta.
En términos más simples, para darle a los niños las herramientas para
sobrellevar emocionalmente la cuarentena, necesitamos dejar de decirles que la
pandemia y el encierro acabarán pronto. Para ellos, la palabra pronto significa
algo mucho más inmediato que para nosotros, especialmente si no tienen toda la
información que tienen los adultos sobre cómo se ha desarrollado el virus y
cómo ha afectado tanto estructuras económicas como dinámicas sociales.
Quizás, adaptarnos primero como adultos a esta “nueva normalidad” y
comprender que el hecho de que es temporal no quiere decir que su finitud es
inmediata o próxima, nos puede ayudar a encontrar la estabilidad que necesitamos
para apoyar a los niños bajo nuestro cuidado a entender lo mismo, y llegar
juntos a la admisión tanto del fin de la pandemia en un futuro, como de su
permanencia en el presente.
Si después de aplicar estas medidas el niño continúa mostrando síntomas
de ansiedad, es recomendable solicitar la ayuda de un profesional. Un psicólogo
tiene las herramientas para apoyar a una niña o niño cuyo problema de ansiedad
es más severo. Es crucial no saltarse esta medida, dado que un problema de
ansiedad que no es atendido puede desarrollar trastornos más serios como la
depresión o el estrés crónico.
Por Sofía García
Fuente
https://observatorio.tec.mx/edu-news/consejos-disminuir-ansiedad
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