miércoles, 29 de julio de 2020

Unesco: ¿Qué nos pueden preguntar los niños sobre el coronavirus? ¿Cómo contestarles?

Tarjetas de ayuda de la UNESCO


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sábado, 25 de julio de 2020

Adición a Internet en niños y adolescentes: consecuencias de una vida entre pantallas

  • Los expertos recomiendan prevención ante el aumento del uso de pantallas entre menores y adolescentes que se ha producido durante el confinamiento. Recuerdan que el uso abusivo de las tecnologías se puede traducir en un trastorno adictivo.

El ocio a través de las pantallas está integrado en nuestra sociedad desde hace tiempo. Durante el confinamiento, pero, aunque se ha intensificado más el uso de Internet y de las redes sociales. Para los niños y adolescentes, la pandemia del Covidien-19 ha supuesto que estén más horas en casa, conviviendo con la familia, haciendo los deberes escolares en línea y buscando formas de relacionarse con sus amigos a través de las pantallas. Y es que Internet ofrece grandes posibilidades para relacionarse e interactuar con los demás, pero su uso excesivo puede ser un factor de riesgo y desarrollar un uso problemático o adictivo de las pantallas. Los datos apuntan a que, actualmente, el porcentaje de niños y adolescentes que hacen un uso problemático de Internet es del 9 o 10%, porcentaje que se ha visto aumentado en los últimos cinco años, en el que casi se ha triplicado.

Con el confinamiento se ha visto aumentado el uso de pantallas entre niños y adolescentes y, en algunos casos, las familias han sido más laxas a la hora de permitir su utilización. «Algunos padres y madres, para favorecer la convivencia, entretener a sus hijos y poder teletrabajar con más tranquilidad, han sido más permisivos en el uso de Internet, redes sociales y videojuegos durante el confinamiento», explica Rosa Díaz, psicóloga clínica del Servicio de Psiquiatría y Psicología Infantil y Juvenil del Hospital Clínico. Díaz remarca que ahora hay que volver al uso habitual de las tecnologías, pero que, en periodo estival, esto costará. «En septiembre veremos qué consecuencias ha tenido el confinamiento y si aumentan los casos de niños y adolescentes que hacen un uso problemático de Internet o si se han agravado algunas adicciones ya existentes», señala la psicóloga.

En los niños y jóvenes, el uso excesivo de Internet y de los videojuegos puede afectar el buen desarrollo físico, psíquico y social. Pero no es lo mismo hacer un mal uso de Internet que tener una adicción. Se habla de adicción cuando una persona no puede llevar una vida satisfactoria para el uso excesivo y descontrolado de las pantallas le impide realizar las actividades de la vida diaria con normalidad. «Se establece que hay adicción cuando la persona es incapaz de controlar y aceptar que hay unos límites en la utilización de Internet, y continúa accediendo», explica Díaz. A veces, en los jóvenes es bastante difícil de detectar, porque ellos mismos no son conscientes de su problema.

Como sucede en otros tipos de adicciones, algunos de los indicios de una adicción a las nuevas tecnologías pueden ser la aparición de dificultades para mantener las actividades de la vida cotidiana, como las relaciones familiares o que dejen de ir a la escuela , que desarrollen irritación y agresividad cuando no pueden acceder a Internet o la necesidad de ir aumentando el tiempo de conexión para sentirse satisfechos.

Los orígenes de la adicción
Las causas que pueden propiciar la aparición de un trastorno adictivo a las nuevas tecnologías son diversas y, en muchos casos, se trata de una combinación de factores. Según explica Díaz, entre un 80 y un 90% de los casos de adicciones -del tipo que sean- se trata de jóvenes que tienen algún tipo de trastorno previo o experiencias traumáticas. «A veces queda confundido, pero si vas rascando descubres que detrás la adicción hay un fracaso académico, una situación familiar muy complicada, un trastorno de ansiedad o depresivo, trastorno por déficit de atención e hiperactividad o algún otro tipo de trastorno leve de neurodesarrollo «, explica la psicóloga. «En la adicción -continúa- encuentran una salida airosa a su problema».

También las personas tímidas o con problemas para relacionarse con su entorno social tienen más riesgo de tener una adicción a las nuevas tecnologías, ya que el uso de Internet y de las redes sociales permite comunicarse e identificarse con otras personas sin tener que interactuar cara a cara.
Además, el tipo de recompensa que ofrecen Internet, las redes sociales o los videojuegos es inmediata, por lo que es más fácil ser adicto a esta actividad que a otros que pueden tener recompensas más a largo plazo. En las redes sociales, por ejemplo, cada interacción genera una información diferente que hace que la persona tenga ganas de volver a consultarla al cabo de un rato.

En general, los niños y adolescentes son una población especialmente vulnerable para desarrollar una adicción a internet, redes sociales o los videojuegos, porque su cerebro aún se encuentra en proceso de desarrollarse y que las pantallas están cada vez más presentes en todo el su entorno. «Internet y determinadas aplicaciones tienen un gran atractivo para los jóvenes y es fácil que se puedan pegar, especialmente si tienen alguna dificultad en relacionarse a su vida cotidiana», destaca Díaz.

Pautas y acompañamiento para tratar las adiciones
El Servicio de Psiquiatría Infantil y Juvenil del Hospital Clínico de Barcelona dispone de un programa específico para la atención integral de niños y adolescentes diagnosticados con una adicción a Internet, las redes sociales o los videojuegos. Habitualmente, el tratamiento que se hace para controlar una adicción a Internet debe ser un tratamiento integral, tratando toda la problemática y detectando si se tiene alguna enfermedad asociada. El tratamiento de los síntomas es principalmente psicológico, como el objetivo de identificar las causas de la conducta adictiva y actuar a través de mejorar las capacidades de la persona. Se trata de enseñar herramientas de control de impulsos, de gestión emocional y estrategias para afrontar el estrés. El tratamiento debe tener en cuenta la necesidad de consolidar los avances y prevenir las posibles recaídas, por lo que la media de tiempo de tratamiento de un paciente atendido en el Hospital Clínico de Barcelona para este tipo de adiciones es de entre 1 y 2 años.

En este sentido, se considera clave el trabajo conjunto con la familia del niño o adolescentes y su colaboración en todo el proceso. «Damos pautas a las familias, les damos herramientas para que sean firmes y pongan límites, pero a la vez con tacto y empatía», explica Díaz. Hay unas pautas generales y luego se incorporan nuevas en cada caso concreto. Generalmente, explica Díaz, se trata de hacer un pacto con el niño o adolescente, poniendo unos horarios de restricción de las tecnologías, pero también teniendo en cuenta su opinión, llegando a un acuerdo. «En el caso de los adolescentes se intenta que no se pase de una hora u hora y media diaria de ocio digital, sea móvil, televisión o cualquier otro tipo de aparato. También se limita el tipo de actividad, dependiendo de la edad, y se acuerda el cumplimiento de este pacto «. Y, sobre todo, se recomienda fomentar las actividades sociales, favorecer la comunicación y diálogo con la familia y potenciar aficiones de ocio exterior.




Por Elia Pons
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domingo, 19 de julio de 2020

UNESCO ¿Cómo hablar con niños sobre el coronavirus?

Tarjetas elaboradas por la UNESCO con sugerencias sobre cómo hablar con los niños sobre la pandemia, teniendo en cuenta su edad
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viernes, 17 de julio de 2020

SIETE CONSEJOS PRÁCTICOS PARA ESTUDIAR EN CASA Y PREPARAR EXÁMENES


¿Te cuesta estudiar, y aún más en medio de la pandemia? La oficina de la Unesco para América Latina ofrece consejos prácticos para estudiar en tiempos de covid-19


¿Te cuesta estudiar? ¿y aún más en medio de la pandemia por el coronavirus?

Puede ser que en general estudiar te resulte una actividad difícil y que el encierro por la pandemia no ayude demasiado a que encuentres concentración y te organices.
“Poner a las personas en cuarentena tiene posibles consecuencias mentales. Las primeras pueden ser la sensación de estar abrumado, no poder hacer frente (a las obligaciones), tener problemas para dormir, volverse más irritable…”, le dijo a BBC Mundo Elke Van Hoof profesora en Psicología de la Salud de la Universidad de Vrije en Bruselas y especialista en estrés y trauma.

Pero aunque te cueste, no todo está perdido.
Por eso, la oficina de Educación para América Latina y el Caribe de la UNESCO ofrece consejos prácticos para estudiar en tiempos de covid-19, dando recomendaciones para mantenerse motivado durante el estudio de forma remota, y cómo organizar una rutina diaria equilibrada.

Aquí te dejamos 7 consejos útiles para estudiar y prepararte para los exámenes.

1. Pide planes de estudio
Solicita a tus profesores los planes de estudio de todas las materias. Esto te dará una idea de los temas que necesitas cubrir, su secuencia aproximada, el tiempo necesario para su preparación y los criterios de evaluación del desempeño.

2. Define prioridades y necesidades
Si la historia es tu principal interés y estás contento con solo obtener una nota para aprobar matemáticas, planifica tu trabajo de esta manera.
No es necesario ser un maestro en todas las materias. 
Ten en cuenta que tu ritmo de aprendizaje puede cambiar cuando estudias en casa, por lo que algunas cosas pueden parecer más fáciles que antes, mientras que otras pueden demorarse más de lo habitual.

3. Identifica dificultades y habilidades
Invierte más tiempo en cosas que te resulten más difíciles, como la parte oral del examen de español, si leer y escribir te parecen cosa fácil.

4. Listas de tareas
No intentes memorizar todas las fechas históricas de guerras y levantamientos durante la cuarentena.
Es mejor que hagas que un plan mínimo y realista para un día o una semana.
Utiliza tus horas más productivas en las tareas más difíciles.

5. Gestiona tu tiempo
Puedes explorar técnicas para gestionar tu tiempo de manera más efectiva.
Lee sobre el Principio de Pareto, también conocido como la regla de 80-20, que dice que 20% de tus actividades te dará el 80 % de los resultados.
Es decir, que en una lista de 10 cosas por hacer, dos de esas cosas valen más que las otras ocho juntas. Así que enfócate en ellas.
También están el sistema Kanban, la técnica Pomodoro, entre otros, y una variedad de aplicaciones de productividad, tales como Forest o Plantie.

6. Recursos abiertos
Puedes utilizar recursos educativos abiertos como cursos por internet, las videoconferencias y los canales educativos de YouTube te darán variedad a tu aprendizaje.

7. ¡No te olvides del recreo!
Haz una pausa cada una hora.
Un poco de ejercicio es lo mejor que se puede hacer durante esos descansos.
Planifica con anticipación cuánto tiempo pasarás en las redes sociales y no excedas este límite.




Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/coronavirus-7-consejos-practicos-para-estudiar-en-casa-y-preparar-los-examenes/686173

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EL CURRÍCULO OCULTO O TODO AQUELLO QUE TUS HIJOS APRENDEN SIN QUE TÚ LO SEPAS

Los niños y jóvenes estudian y memorizan mucho más de lo que se incluye en una clase, un libro de texto o una unidad didáctica


Creo firmemente que poniendo el foco en mejorar la educación se podrían resolver muchos problemas de nuestra sociedad. La conocida frase atribuida a Nelson Mandela que dice “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo” habla por sí sola. Muchos, aunque tal vez no seamos todos los que deberíamos ser, la hemos incorporado a nuestro credo. Sin duda, el lugar por antonomasia en el que se produce el aprendizaje es la escuela. Pero ¿somos realmente conscientes de todo lo que se aprende en ellas, más allá del propio currículo oficial? Y ¿somos conscientes de que la educación no ocurre solo en las aulas? Nuestros hijos aprenden mucho más de lo que se incluye en una clase, un libro de texto o una unidad didáctica.

Y digo currículo oficial, porque es inevitable e indiscutible la existencia de un currículo oculto. El currículo oculto se podría definir como todo aquello que se enseña de manera implícita, con intencionalidad o sin ella, pero que transmite actitudes o comportamientos aceptados socialmente. Tal vez la existencia de este y cómo dotarlo ya no de contenido, como ocurre con el currículo oficial, sino de valores positivos, cargados de poder transformador y sentido democrático, debería ser foco de interés de las propias instituciones educativas.

Las dos preguntas que formulaba al inicio me llevan a introducir lo que en Psicología se conoce como modelado. Como seres sociales que somos, el aprendizaje social tiene una importante carga en nuestra educación. El psicólogo Albert Bandura lo llamó aprendizaje vicario. En definitiva, lo que significa todo esto es que aprendemos en gran medida por observación e imitación. Aprendemos aun cuando no hay intención de que esto ocurra, simplemente estando inmersos en contextos sociales. De ahí la importancia del currículo oculto.

Podríamos decir que el modelado es lo que se aprende a partir de la conducta y el modelaje lo que se aprende a partir del contenido. Por ejemplo, si yo pido a mis estudiantes que no griten mientras yo misma levanto la voz hasta elevarla a un grito, el modelado y el modelaje son totalmente contradictorios. ¿Qué aprenderán mis estudiantes al observarme? ¿Será efectivo el mensaje y bajarán finalmente la voz? Tal vez funcione, pero si lo hace podría ser por otra razón.

El autoritarismo, implícito en comportamientos como el descrito, tiene buenos resultados en el corto plazo y puede generar el efecto deseado, es decir, obediencia. Lo cual se encuentra muy lejos del ideal de escuela democrática al que debemos aspirar. Las escuelas democráticas, a las que Rafael Feito dedica todo un capítulo en su último libro “¿Qué hace una escuela como tú en siglo como este?”, implican, como este autor indica, al menos dos hechos: la organización de la educación obligatoria debe garantizar el éxito escolar de todo el alumnado, y la vida escolar tiene que poner en el centro a la persona que aprende y no a la que enseña.

La educación está llena de contradicciones. La evaluación es de por sí una de las mayores contradicciones que existen en la educación tradicional, puesto que no sirve para garantizar ese éxito escolar del que deberían disfrutar todos, sino que más bien sirve para hacer un cribado. A todos nos han evaluado en la escuela, pero a pesar de ello no consigue mejorar nuestra capacidad de autocrítica, lo cual es, es, en mi opinión, una gran carencia de nuestra sociedad. Los docentes evalúan a los alumnos, pero no es habitual que se les evalúe a ellos. Y tampoco se enseña a los alumnos a autoevaluarse, o a evaluar entre iguales. Así las cosas, en muchas ocasiones, la evaluación se percibe como injusta.

En algunas escuelas se introduce entre los criterios de evaluación un porcentaje que proviene de la propia autoevaluación del alumno, o de la evaluación de sus compañeros de grupo, cuando el aprendizaje es cooperativo. Creo que esto es un ejemplo de lo que se puede enseñar desde la parte oculta del currículo y que subyace a la evaluación: ejercitar esa autocrítica a la que me refería antes, incentivar el deseo de mejorar o por el contrario desarrollar la capacidad de defender el propio trabajo cuando es injustamente valorado.

En realidad, cuando algunos exigen la existencia de un PIN Parental para controlar lo que sus hijos aprenden en las escuelas, o en lo que se les instruye, no están teniendo en cuenta que solo podrán ejercer ese control sobre la parte oficial del currículo, pero no sobre todo lo que queda oculto, sobre todo aquello que sus hijos aprenderán por observación o modelado. Tampoco podrán ejercer ninguna labor inspectora en lo que sus hijos aprenden fuera de las aulas. Es ridículo pensar que, si eximes a tus hijos de recibir contenidos sobre igualdad de género, por ejemplo, los mantendrás alejados de ese asunto.

Si en un centro la igualdad forma parte de su proyecto educativo y de sus prácticas, estando presente en la forma en la que juegan y participan los alumnos y alumnas, en cómo interactúan entre ellos y con los profesores y profesoras, formando parte de las relaciones entre todos los miembros de la comunidad educativa, los estudiantes de ese centro estarán más cerca de interiorizar realmente la igualdad de manera implícita. De este modo no harán falta asignaturas, como piden otros, ni habrá PIN Parental que niegue el derecho a una educación en igualdad a los chicos y chicas. Unos y otros se olvidan una vez más de que los alumnos no son recipientes que se llenan de contenidos, y que estos no garantizan que se aprenda lo que escapa a lo meramente académico.

Mientras que los demás seguimos distraídos con nuevas leyes, discordias sin sentido, e ideas peregrinas, los profesionales de la educación tienen la oportunidad de actuar desde ese currículo oculto que escapa a los tentáculos intencionados de los que quieren una escuela a su antojo. Y esta es seguramente la mayor responsabilidad de los docentes: conseguir escuelas democráticas en las que el currículo implícito compense las muchas imperfecciones del explícito.


Por Eva Bailén
Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/06/18/mamas_papas/1592466537_060503.html

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miércoles, 15 de julio de 2020

Efecto Dunning-Kruger, o por qué la gente opina de todo sin tener ni idea

El efecto Dunning-Kruger puede resumirse en una frase: cuanto menos sabemos, más creemos saber. Es un sesgo cognitivo según el cual, las personas con menos habilidades, capacidades y conocimientos tienden a sobrestimar esas mismas habilidad, capacidades y conocimientos. Como resultado, suelen convertirse en ultracrepidianos; gente que opina sobre todo lo que escucha sin tener idea, pero pensando que sabe mucho más que los demás.



El problema es que las víctimas del efecto Dunning-Kruger no se limitan a dar una opinión ni a sugerir sino que intentan imponer sus ideas, como si fueran verdades absolutas, haciendo pasar a los demás por incompetentes o completos ignorantes, cuando en realidad no es así. Obviamente, lidiar con estas personas no es fácil porque suelen tener un pensamiento muy rígido.

El delincuente que intentó volverse invisible con zumo de limón
A mediados de 1990 se produjo en la ciudad de Pittsburgh un hecho que podríamos catalogar, cuanto menos, de sorprendente. Un hombre de 44 años atracó dos bancos en pleno día, sin ningún tipo de máscara para cubrir su rostro y proteger su identidad. Obviamente, aquella aventura delictiva tuvo una vida muy corta ya que el hombre fue detenido rápidamente.

Cuando lo apresaron, McArthur Wheeler, que así se llamaba, confesó que se había aplicado zumo de limón en la cara ya que este le haría invisible ante las cámaras. “¡Pero si me puse zumo de limón!”, fue su asombrada respuesta cuando lo arrestaron.

Más tarde se conoció que la idea del zumo fue una sugerencia de dos amigos de Wheeler, quienes bromearon sobre el hecho de que atracarían un banco usando esa técnica para que no los reconocieran. Wheeler puso a prueba la idea aplicándose zumo en su cara y sacándose una fotografía, en la cual no apareció su rostro. Es probable que se debiera a un mal encuadre, pero aquella “prueba” fue definitiva para Wheeler, quien decidió llevar adelante su plan «genial».
La historia llegó a oídos del profesor de Psicología social de la Universidad de Cornell, David Dunning, quien no podía dar crédito a lo que había sucedido. Aquello le llevó a preguntarse: ¿Es posible que mi propia incompetencia me impida ver esa incompetencia?

Ni corto ni perezoso, puso manos a la obra, junto a su colega Justin Kruger. Lo que hallaron en la serie de experimentos que realizaron los dejaron aún más sorprendidos.

El estudio que dio origen al efecto Dunning-Kruger
En una serie de cuatro experimentos, estos psicólogos analizaron la competencia de las personas en el ámbito de la gramática, el razonamiento lógico y el humor.

A los participantes les pidieron que estimaran su grado de competencia en cada uno de esos campos. A continuación, debían realizar una serie de test dirigidos a evaluar su competencia real.
Entonces los investigadores notaron que cuanto mayor era la incompetencia de la persona, menos consciente era de ella. Aunque es paradójico, las personas más competentes y capaces solían infravalorar sus competencias y conocimientos. Así surgió el efecto Dunning-Kruger.

Estos psicólogos concluyeron además que las personas incompetentes en cierta área del conocimiento:
– Son incapaces de detectar y reconocer su incompetencia.
– No suelen reconocer la competencia del resto de las personas.

La buena noticia es que este efecto se diluye a medida que la persona incrementa su nivel de competencia ya que también se vuelve más consciente de sus limitaciones.

 

 

 

 

 

 

Por: JENNIFER DELGADO SUÁREZ

Psicóloga. Por profesión y vocación. Divulgadora científica a tiempo completo

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martes, 14 de julio de 2020

UNESCO: A la caza del virus, no de las personas

Tarjetas elaboradas por la UNESCO, con reflexiones para prevenir la discriminación en épocas de pandemia



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sábado, 11 de julio de 2020

UNESCO: Consejos para estudiar en casa

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viernes, 10 de julio de 2020

UNESCO ¿Cómo estudiar en casa?

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domingo, 5 de julio de 2020

¿Cómo lidiar con las personas que no reconocen su incompetencia o desconocimiento?

Las personas que opinan de manera tajante sobre todo sin tener idea y que subestiman a los demás, suelen generar un gran malestar. Nuestra primera reacción suele ser irritarnos o enfadarnos. Es perfectamente comprensible, pero no servirá de nada. En su lugar debemos aprender a mantener la calma. Recuerda que solo puede afectarte aquello a lo que le das poder, lo que consideras significativo. Y sin duda, la opinión de una persona que no es experta en la materia y ni siquiera sabe de lo que habla, no debería ser significativa.


Si no deseas que la conversación vaya más allá, simplemente dile: “He escuchado tu opinión. Gracias”, y zanja el asunto. Si realmente te interesa que esa persona salga de su estado de desconocimiento y sea más consciente de sus limitaciones, lo único que puedes hacer es ayudarle a desarrollar sus habilidades en esa área.

Evita frases como “no sabes de lo que hablas” o “no tienes ni idea” porque de esta forma solo lograrás que esa persona se sienta atacada, asuma una actitud defensiva y se cierre a tus propuestas. En su lugar, plantea una nueva perspectiva. Puedes decir: “ya te he escuchado, ahora imagina que las cosas no fueran exactamente así”. El objetivo es lograr que esa persona se abra a opiniones y formas de hacer diferentes.

También puedes recalcar la idea de que todos somos inexpertos o incluso profundos desconocedores en algunos campos, no es algo negativo sino una increíble oportunidad para seguir aprendiendo y crecer como personas.






Por: JENNIFER DELGADO SUÁREZ

Psicóloga. Por profesión y vocación. Divulgadora científica a tiempo completo

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viernes, 3 de julio de 2020

¿Por qué cuanto menos sabemos, más creemos saber?

El problema de esta percepción irreal se debe a que para hacer algo bien, debemos tener al menos un mínimo de habilidades y competencias que nos permitan estimar con cierto grado de exactitud cuál será nuestro desempeño en la tarea.


Por ejemplo, una persona puede pensar que canta estupendamente porque no tiene ni idea de música y no conoce todas las habilidades necesarias para controlar adecuadamente el tono y timbre de la voz y llevar el ritmo. Eso hará que diga que “canta como los ángeles”, cuando en realidad tiene una voz espantosa.

Lo mismo ocurre con la ortografía, si no conocemos las reglas ortográficas, no podremos saber dónde nos equivocamos y, por ende, no seremos conscientes de nuestras limitaciones, lo cual nos llevará a pensar que no cometemos errores ortográficos.

De hecho, el efecto Dunning-Kruger se puede apreciar en todas las áreas de la vida. Un estudio realizado en la Universidad de Wellington reveló que el 80% de los conductores se califican a sí mismos por encima de la media, lo cual, obviamente, es estadísticamente imposible.
Este sesgo cognitivo también se aprecia en el ámbito de la Psicología. Tal es el caso de las personas que afirman que “mi mejor psicólogo soy yo mismo”, simplemente porque desconocen por completo cómo les puede ayudar este profesional y la complejidad que encierran las técnicas psicológicas.

En práctica, creemos que sabemos todo lo que es necesario saber. Y eso nos convierte en personas sesgadas que se cierran al conocimiento y emiten opiniones como si fueran verdades absolutas.




Por: JENNIFER DELGADO SUÁREZ

Psicóloga. Por profesión y vocación. Divulgadora científica a tiempo completo

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