El efecto Dunning-Kruger puede resumirse en una frase: cuanto menos sabemos, más creemos saber. Es un sesgo cognitivo según el cual, las personas con menos habilidades, capacidades y conocimientos tienden a sobrestimar esas mismas habilidad, capacidades y conocimientos. Como resultado, suelen convertirse en ultracrepidianos; gente que opina sobre todo lo que escucha sin tener idea, pero pensando que sabe mucho más que los demás.
El problema es que
las víctimas del efecto Dunning-Kruger no se limitan a dar una opinión ni a
sugerir sino que intentan imponer sus ideas, como si fueran verdades absolutas,
haciendo pasar a los demás por incompetentes o completos ignorantes, cuando en realidad
no es así. Obviamente, lidiar con estas personas no es fácil porque suelen
tener un pensamiento muy rígido.
El delincuente que intentó volverse invisible con zumo de limón
A mediados de 1990
se produjo en la ciudad de Pittsburgh un hecho que podríamos catalogar, cuanto
menos, de sorprendente. Un hombre de 44 años atracó dos bancos en pleno día,
sin ningún tipo de máscara para cubrir su rostro y proteger su identidad.
Obviamente, aquella aventura delictiva tuvo una vida muy corta ya que el hombre
fue detenido rápidamente.
Cuando lo
apresaron, McArthur Wheeler, que así se llamaba, confesó que se había aplicado
zumo de limón en la cara ya que este le haría invisible ante las cámaras. “¡Pero
si me puse zumo de limón!”, fue su asombrada respuesta cuando lo
arrestaron.
Más tarde se
conoció que la idea del zumo fue una sugerencia de dos amigos de Wheeler,
quienes bromearon sobre el hecho de que atracarían un banco usando esa técnica
para que no los reconocieran. Wheeler puso a prueba la idea aplicándose zumo en
su cara y sacándose una fotografía, en la cual no apareció su rostro. Es
probable que se debiera a un mal encuadre, pero aquella “prueba” fue definitiva
para Wheeler, quien decidió llevar adelante su plan «genial».
La historia llegó a
oídos del profesor de Psicología social de la Universidad de Cornell, David
Dunning, quien no podía dar crédito a lo que había sucedido. Aquello le llevó a
preguntarse: ¿Es posible que mi propia incompetencia me impida ver esa
incompetencia?
Ni corto ni
perezoso, puso manos a la obra, junto a su colega Justin Kruger. Lo que
hallaron en la serie de experimentos que realizaron los dejaron aún más
sorprendidos.
El estudio que dio origen al efecto Dunning-Kruger
En una serie de
cuatro experimentos, estos psicólogos analizaron la competencia de las personas
en el ámbito de la gramática, el razonamiento lógico y el humor.
A los participantes
les pidieron que estimaran su grado de competencia en cada uno de esos campos.
A continuación, debían realizar una serie de test dirigidos a evaluar su
competencia real.
Entonces los
investigadores notaron que cuanto mayor era la incompetencia de la persona,
menos consciente era de ella. Aunque es paradójico, las personas más
competentes y capaces solían infravalorar sus competencias y conocimientos. Así
surgió el efecto Dunning-Kruger.
Estos psicólogos
concluyeron además que las personas incompetentes en cierta área del
conocimiento:
– Son incapaces de
detectar y reconocer su incompetencia.
– No suelen
reconocer la competencia del resto de las personas.
La buena noticia es
que este efecto se diluye a medida que la persona incrementa su nivel de
competencia ya que también se vuelve más consciente de sus limitaciones.
Por: JENNIFER DELGADO SUÁREZ
Psicóloga. Por profesión y vocación. Divulgadora científica a
tiempo completo
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