jueves, 29 de octubre de 2020

UNICEF. Consejos para mantener segura a tu familia mientras disfrutan del tiempo al aire libre

 La actividad al aire libre es un pasatiempo favorito tanto de los adultos como de los jóvenes. Pero debido a que la pandemia de la COVID-19 no remite, los progenitores se enfrentan a la dificultad de cómo disfrutar del tiempo al aire libre a la vez que protegen la salud de sus familias. ¡Estos recordatorios te permitirán mantener más segura a tu familia cuando salgan a pasarlo bien!

 


¿Se puede propagar la COVID-19 en los espacios abiertos?

Por desgracia, sí. La COVID-19 se puede propagar en cualquier lugar donde uno entre en contacto con una persona infectada. Recuerda que el virus se propaga sobre todo por medio de las microgotas respiratorias que las personas infectadas emiten al toser, estornudar, hablar o cantar, y que a continuación penetran en la boca, la nariz o los ojos de las personas que están cerca. Es posible que también se transmita por vía aérea (o en aerosol), sobre todo en espacios que están poco ventilados o muy concurridos. Y uno también puede contagiarse si se toca la boca, la nariz o los ojos después de haber tocado una superficie que esté contaminada con el virus.

Teniendo en cuenta esto y lo que se conoce sobre el virus, podemos concluir que el riesgo de transmisión es mucho menor al aire libre que en los espacios cerrados; aunque también influirán las medidas de precaución que estén adoptando las personas, como, por ejemplo, guardar la distancia de al menos un metro de los demás; usar una mascarilla de tela cuando estén cerca de otros; lavarse las manos con frecuencia; y verificar antes de salir de casa que no tienen síntomas de la COVID-19.

 

¿Cómo puedo mantener segura a mi familia mientras disfrutamos juntos al aire libre?

Mantenerse activo físicamente es lo mejor que pueden hacer todos los miembros de la familia para conservar la salud de cuerpo y mente. La adopción de algunas medidas básicas puede ayudarte a minimizar el riesgo de que tu familia se exponga al virus de la COVID-19.

  • Cuando planifiques las salidas, procura evitar las horas punta y los lugares muy concurridos, y opta por itinerarios en los que haya menos congestión de tráfico siempre que sea posible.
  • Recuerda llevar contigo un desinfectante para las manos que contenga como mínimo un 60% de alcohol, además de toallitas desinfectantes, pañuelos de papel, mascarillas de repuesto y bolsas con cierre para guardar la mascarilla cuando no se esté usando (por ejemplo, mientras comen o beben).
  • Antes de salir de casa, asegúrate de que todos los miembros de la familia se encuentran bien y que no presentan síntomas.
  • Es importante que durante el tiempo que estén fuera, se recuerden unos a otros la importancia de cumplir las normas básicas de precaución, como guardar una distancia física de al menos un metro de los demás, usar la mascarilla cuando se acerquen a otras personas que no sean de la familia, no tocarse la cara (ojos, nariz, boca) o la superficie de la mascarilla, y lavarse o desinfectarse las manos con frecuencia.
  • Si deciden comer fuera, lleven su propia comida y utensilios, y si esto no fuera posible, elijan la opción más segura, como, por ejemplo, pedir comida para llevar, en lugar de comer en el interior de un local. No olviden lavarse o desinfectarse las manos antes de comer.
  • Cuando regresen a casa, recuerden, primero que todo, lavarse las manos con jabón durante al menos 20 segundos.

 

¿Es peligroso si mi familia se reúne con un pequeño grupo de amigos cercanos? ¿Cómo decidir si es seguro o no pasar tiempo con alguien?

Cada familia debe tomar sus propias decisiones basándose en su situación. Estos son algunos factores que conviene tener en cuenta:

  • Mantente informado de cuál es el grado de transmisión de la COVID-19 en tu comunidad. En general, cuanto mayor sea el índice de transmisión, más elevado será el riesgo de exposición en los espacios públicos.
  • Si en la familia hay personas que corren un mayor riesgo de sufrir complicaciones graves por la COVID-19 (abuelos, parientes ancianos o que padezcan trastornos médicos subyacentes), toda la familia deberá adoptar precauciones adicionales para protegerlas. Estas medidas podrían consistir, por ejemplo, en evitar el contacto de tus hijos con otras personas (sobre todos los encuentros con amigos), o si esto es difícil –como puede ocurrir cuando los niños regresen a la escuela–, en mantener a tu hijo apartado de esos familiares siempre que sea posible.
  • En cuanto a los encuentros en persona, lo mejor es que tengan lugar al aire libre y que sean breves. Procura que el grupo sea muy reducido y asegúrate de que los familiares o amigos que lo integran practican también las medidas preventivas cotidianas.

 

Habla con tu hijo acerca de tu decisión y explícale bien por qué la has tomado y por qué es importante. Decidas lo que decidas, es esencial que mantengas una comunicación abierta con tus hijos. Anímales a que compartan sus preocupaciones y a que sean honestos cuando no hayan cumplido las reglas. Esto es especialmente importante en el caso de los niños mayores y de los adolescentes, que suelen ser más propensos a correr riesgos o a ceder a la tentación de reunirse con sus amigos. Procura orientarles y reencauzarles mediante argumentos científicos (lo que sabemos y lo que no sabemos), con empatía y compasión.

 

¿Es seguro usar los baños públicos?

Anima a tu familia a que usen el baño antes de salir de casa y procura evitar en lo posible el uso de aseos públicos, que pueden estar muy concurridos. Si tienen necesidad de usar un baño público, guarden una distancia de al menos un metro de los demás, utilicen la mascarilla y lávense las manos con jabón inmediatamente después. Si no hay agua y jabón, empleen un desinfectante de manos que contenga como mínimo un 60% de alcohol.

 

¿Es seguro dejar que mi hijo vaya a nadar (al aire libre o en una piscina cubierta)?

Por el momento no hay pruebas de que el virus de la COVID-19 pueda propagarse en los cuerpos naturales de agua o en aguas recreativas como las piscinas. Si estás pensando en ir a darte un baño con tu familia, infórmate antes sobre cuáles son las directrices más recientes emitidas por las autoridades de tu localidad, que pueden variar dependiendo de cuál sea el grado de propagación de la enfermedad en el lugar. En el caso de que esté permitido abrir las playas y piscinas, convendrá pensar en los siguientes aspectos:

  • La ubicación: La seguridad de la instalación para nadar dependerá también de la masificación que haya en el lugar y del comportamiento del público asistente.
  • La hora: Elije una hora en la que sea más probable que haya menos gente.
  • La edad de tus hijos: Piensa en si serán capaces de mantener el distanciamiento físico.
  • Las medidas de prevención: Cerciórate de que en la instalación se adoptan medidas para prevenir la propagación del virus y otros riesgos para la salud. Por ejemplo, verifica que haya escaleras para evitar el hacinamiento y vigila la limpieza y la desinfección; la ventilación, si se trata de una piscina climatizada; y la salubridad de los sistemas de agua.

 

Si deciden ir a darse un baño, abandonen el lugar cuando comience a haber demasiada gente, pasen el menor tiempo posible en espacios cerrados como los vestuarios, eviten comer en la zona de baños y supervisen a los niños en todo momento.

 

 

 

 

 

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/es/coronavirus/pasar-tiempo-al-aire-libre-sin-peligro-durante-covid19

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lunes, 26 de octubre de 2020

EL CURRÍCULO OCULTO O TODO AQUELLO QUE TUS HIJOS APRENDEN SIN QUE TÚ LO SEPAS

 Los niños y jóvenes estudian y memorizan mucho más de lo que se incluye en una clase, un libro de texto o una unidad didáctica

 


Creo firmemente que poniendo el foco en mejorar la educación se podrían resolver muchos problemas de nuestra sociedad. La conocida frase atribuida a Nelson Mandela que dice “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo” habla por sí sola. Muchos, aunque tal vez no seamos todos los que deberíamos ser, la hemos incorporado a nuestro credo. Sin duda, el lugar por antonomasia en el que se produce el aprendizaje es la escuela. Pero ¿somos realmente conscientes de todo lo que se aprende en ellas, más allá del propio currículo oficial? Y ¿somos conscientes de que la educación no ocurre solo en las aulas? Nuestros hijos aprenden mucho más de lo que se incluye en una clase, un libro de texto o una unidad didáctica.

 

Y digo currículo oficial, porque es inevitable e indiscutible la existencia de un currículo oculto. El currículo oculto se podría definir como todo aquello que se enseña de manera implícita, con intencionalidad o sin ella, pero que transmite actitudes o comportamientos aceptados socialmente. Tal vez la existencia de este y cómo dotarlo ya no de contenido, como ocurre con el currículo oficial, sino de valores positivos, cargados de poder transformador y sentido democrático, debería ser foco de interés de las propias instituciones educativas.

 

Las dos preguntas que formulaba al inicio me llevan a introducir lo que en Psicología se conoce como modelado. Como seres sociales que somos, el aprendizaje social tiene una importante carga en nuestra educación. El psicólogo Albert Bandura lo llamó aprendizaje vicario. En definitiva, lo que significa todo esto es que aprendemos en gran medida por observación e imitación. Aprendemos aun cuando no hay intención de que esto ocurra, simplemente estando inmersos en contextos sociales. De ahí la importancia del currículo oculto.

 

Podríamos decir que el modelado es lo que se aprende a partir de la conducta y el modelaje lo que se aprende a partir del contenido. Por ejemplo, si yo pido a mis estudiantes que no griten mientras yo misma levanto la voz hasta elevarla a un grito, el modelado y el modelaje son totalmente contradictorios. ¿Qué aprenderán mis estudiantes al observarme? ¿Será efectivo el mensaje y bajarán finalmente la voz? Tal vez funcione, pero si lo hace podría ser por otra razón.

 

El autoritarismo, implícito en comportamientos como el descrito, tiene buenos resultados en el corto plazo y puede generar el efecto deseado, es decir, obediencia. Lo cual se encuentra muy lejos del ideal de escuela democrática al que debemos aspirar. Las escuelas democráticas, a las que Rafael Feito dedica todo un capítulo en su último libro “¿Qué hace una escuela como tú en siglo como este?”, implican, como este autor indica, al menos dos hechos: la organización de la educación obligatoria debe garantizar el éxito escolar de todo el alumnado, y la vida escolar tiene que poner en el centro a la persona que aprende y no a la que enseña.

 

La educación está llena de contradicciones. La evaluación es de por sí una de las mayores contradicciones que existen en la educación tradicional, puesto que no sirve para garantizar ese éxito escolar del que deberían disfrutar todos, sino que más bien sirve para hacer un cribado. A todos nos han evaluado en la escuela, pero a pesar de ello no consigue mejorar nuestra capacidad de autocrítica, lo cual es, es, en mi opinión, una gran carencia de nuestra sociedad. Los docentes evalúan a los alumnos, pero no es habitual que se les evalúe a ellos. Y tampoco se enseña a los alumnos a autoevaluarse, o a evaluar entre iguales. Así las cosas, en muchas ocasiones, la evaluación se percibe como injusta.

 

En algunas escuelas se introduce entre los criterios de evaluación un porcentaje que proviene de la propia autoevaluación del alumno, o de la evaluación de sus compañeros de grupo, cuando el aprendizaje es cooperativo. Creo que esto es un ejemplo de lo que se puede enseñar desde la parte oculta del currículo y que subyace a la evaluación: ejercitar esa autocrítica a la que me refería antes, incentivar el deseo de mejorar o por el contrario desarrollar la capacidad de defender el propio trabajo cuando es injustamente valorado.

 

En realidad, cuando algunos exigen la existencia de un PIN Parental para controlar lo que sus hijos aprenden en las escuelas, o en lo que se les instruye, no están teniendo en cuenta que solo podrán ejercer ese control sobre la parte oficial del currículo, pero no sobre todo lo que queda oculto, sobre todo aquello que sus hijos aprenderán por observación o modelado. Tampoco podrán ejercer ninguna labor inspectora en lo que sus hijos aprenden fuera de las aulas. Es ridículo pensar que, si eximes a tus hijos de recibir contenidos sobre igualdad de género, por ejemplo, los mantendrás alejados de ese asunto.

 

Si en un centro la igualdad forma parte de su proyecto educativo y de sus prácticas, estando presente en la forma en la que juegan y participan los alumnos y alumnas, en cómo interactúan entre ellos y con los profesores y profesoras, formando parte de las relaciones entre todos los miembros de la comunidad educativa, los estudiantes de ese centro estarán más cerca de interiorizar realmente la igualdad de manera implícita. De este modo no harán falta asignaturas, como piden otros, ni habrá PIN Parental que niegue el derecho a una educación en igualdad a los chicos y chicas. Unos y otros se olvidan una vez más de que los alumnos no son recipientes que se llenan de contenidos, y que estos no garantizan que se aprenda lo que escapa a lo meramente académico.

 

Mientras que los demás seguimos distraídos con nuevas leyes, discordias sin sentido, e ideas peregrinas, los profesionales de la educación tienen la oportunidad de actuar desde ese currículo oculto que escapa a los tentáculos intencionados de los que quieren una escuela a su antojo. Y esta es seguramente la mayor responsabilidad de los docentes: conseguir escuelas democráticas en las que el currículo implícito compense las muchas imperfecciones del explícito.

 

 

 

 

Por: Eva Bailén

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/06/18/mamas_papas/1592466537_060503.html

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domingo, 25 de octubre de 2020

Capacidad de esfuerzo en niños – Pautas para mejorarla

 Es indispensable inculcar en los pequeños el valor del esfuerzo, ya que el mismo les permitirá desarrollar una personalidad fuerte y además, conseguir cada una de las metas que se propongan. 

 


La psicóloga infantil y coordinadora del gabinete AITTA, Ainhoa Uribe, señala que no existen los niños flojos o perezosos, sino desmotivados. En tal sentido es importante inculcar la capacidad de esfuerzo, para que ellos pueden seguir ciertas sugerencias acordes a su edad. Esto creará en los niños la voluntad de lucha, superación y sacrificio.

 

Estrategias que permiten mejorar la capacidad de esfuerzo en niños

Estas estrategias pueden ser aplicadas diariamente en el hogar con gran facilidad, las mismas serán un gran estímulo para los pequeños e inconscientemente gracias a las mismas los pequeños comenzará a mejorar su actitud y esfuerzo en general.

 

Autonomía

Uno de los aspectos más importantes si queremos desarrollar la capacidad de esfuerzo en niños es evitar la sobreprotección. Es importante inculcar a los niños un cierto grado de independencia y permitir desarrollar su autonomía.

Para ello, debe dejarse a los pequeños explorar libremente, comer sin ayuda de un adulto, entre otros. Sin embargo, siempre es importante contar con la supervisión para asegurarse del buen estado del pequeño. Si desde un principio los padres permiten el desarrollo autónomo y autosuficiente de los niños a corta edad, se contribuye a la formación de una personalidad fuerte.

Por otro lado, la autonomía es considerada como la base del esfuerzo, debido a que los niños se sentirán capaces y podrán conseguir los logros que deseen.

 

Estimulación y tareas

Otro aspecto que hay que tener en consideración para poder mejorar la capacidad de esfuerzo, es indicar diversas tareas que deban realizar los niños, las mismas deberán representar un poco de esfuerzo y dificultad.

Asimismo, estas deberán ser ajustadas dependiendo de la edad de los pequeños y sus capacidades, de igual manera, es importante que la dificultad sea progresiva, para que el esfuerzo sea cada vez mayor.

Adicionalmente, no todas las actividades deben ser aburridas de realizar, pudiendo de esta manera pedir al niño que colabore en ciertas actividades del hogar que resulten entretenidas y divertidas.Puedes estimular la creatividad e imaginación de los niños con múltiples juegos y actividades.

Por otro lado, el reconocimiento y la valoración por los trabajos que realicen los niños resultan fundamentales. Esto les permitirá  sentirse confiados y útiles.

 

Toma de decisiones

Siempre que sea posible es importante permitir que los niños tomen decisiones acordes a su edad. De esta manera, sentirán que su opinión es importante. Sin embargo, es esencial no hacer siempre lo que diga el niño. Por el contrario, pueden elaborarse preguntas cerradas y que a su vez se incluya la respuesta. De esta manera se puede preguntar al niño “¿qué deseas comer: galletas o helado?”, pudiendo así los niños tomar una decisión.

Es fundamental no olvidar que las decisiones son tomadas por los padres y de igual manera, las decisiones en algunas situaciones no son cuestionables.

 

Metas a corto plazo

Otro aspecto fundamental para mejorar la capacidad de esfuerzo en niños es la exigencia por parte de los padres.

En un inicio, y para poder comenzar a implementar las metas a corto plazo, se pueden colocar metas “sencillas” de cumplir y supervisar que las mismas se lleven a cabo correctamente. Un ejemplo puede ser estudiar a una hora establecida todos los días.

Es importante resaltar que las metas y tareas deben cumplirse aunque no tengan deseos de hacerlo. Debemos procurar que los niños no tengan distracciones que puedan apartar su esfuerzo en la tarea, móviles, televisión, juguetes, etc

 

Afrontar los inconvenientes

En muchas ocasiones las cosas no resultan como se planea y espera. Sin embargo, es importante enseñar a los niños a superar las dificultades que puedan presentarse de la mejor manera posible, con humor y sobre todo no desanimarse ante dichos inconvenientes.

Por esta razón, es fundamental inculcar en los niños la búsqueda de las soluciones en vez de centrarse en la dificultad. En muchos casos se cree que el fracaso es mejor que el éxito cuando se busca desarrollar una voluntad fuerte.

Asimismo, afrontar los inconvenientes y no desanimarse ante ellos permitirá que los niños mejorar su capacidad esfuerzo y no se den por vencidos.

 


 

 

 

 

 

Fuente https://www.escuelaenlanube.com/capacidad-de-esfuerzo/.

Por ANGEL FUENTES

 

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martes, 20 de octubre de 2020

“Educamos a los hijos en Walt Disney y la vida es ‘The Walking Dead’ ”

 Las familias no cuentan con un manual de instrucciones para saber cómo educar a sus hijos. Por esta razón Francisco Castaño, docente y autor del libro ‘La mejor versión de tu hijo’, cree que lo mejor es formarse para aprender a educar.

 


La mejor versión de los hijos no tiene nada que ver con conseguir que sean mejores que el resto. Ni tampoco hay que confundir ‘autoridad’ con ‘autoritarismo’ cuando se habla de educar. Francisco Castaño, docente, asesor familiar y autor del libro ‘La mejor versión de tu hijo’, tiene claro que educar no es fácil y que, por ello, hay que aprender a hacerlo. Pero, ¿cómo? Ahí va una primera pista: “Tener herramientas y habilidades educativas”. O lo que es lo mismo: “Dar recursos a los padres para educar”, algo que, por cierto, es el objetivo principal de su última obra. 

 

Pregunta: Según su experiencia, ¿cuáles son las preocupaciones más comunes de los padres de hoy en día? ¿Y de los adolescentes respecto a sus familias?

Respuesta: Normalmente me llegan familias que tienen problemas de conducta con sus hijos. Su mayor preocupación es que cumplan con sus responsabilidades; y las reacciones de sus hijos cuando los padres intentan hacerlas cumplir suelen ser desmesuradas. Los adolescentes se acostumbran a quejarse de incomprensión y de no ser escuchados. Por ello, es importante recordarles a los padres cómo actuaban y se comportaban cuando tenían su edad porque, a veces, pierden un poco la memoria.

 

P: ¿Además de la memoria, se ha perdido también el sentido común?

R: El objetivo de las familias es que sus hijos sean felices. Sin embargo, lo que entienden por felicidad y lo que realmente hace a los adolescentes felices es, muchas veces, muy diferente. Los adultos pueden llegar a actuar con poco sentido común para conseguir una falsa felicidad.

 

P: ¿Esa falsa felicidad tiene que ver con la sobreprotección?

R: Educamos a los hijos en Walt Disney y la vida es ‘The Walking Dead’. La sobreprotección hace que los niños no maduren como deben, no asuman responsabilidades, no aprendan a resolver sus problemas y tengan la autoestima baja. Cuando llegan a la adolescencia se van despegando de sus progenitores, entonces ya no quieren que se les ayude, pero no son capaces de resolver muchas cosas y culpan a los padres, aunque estos no tengan nada que ver.

 

P: Educar no es fácil…

R: En la actualidad, educar es mucho más difícil que en la época de nuestros padres. La sociedad ha cambiado, se ha hecho más compleja, todo evoluciona más rápido… Normalmente, para educar intentamos hacer lo que hicieron con nosotros o, a veces, todo lo contrario, porque no nos gustó nuestra propia experiencia. Pero, ninguno de estos dos comportamientos suele funcionar, porque nada tiene que ver el presente con la sociedad de cuando éramos pequeños. Por ello, es importante tener herramientas y habilidades educativas que nos faciliten esta labor. De hecho, este es el objetivo de mi libro: dar a los padres recursos para la educación.

 

P: ¿Cómo podemos las familias aprender a educar?

R: Lo primero es tener claro que hemos de aprender a educar. Nos formamos para temas laborales, hacemos cursos sobre aficiones y, en muchas familias, se olvida invertir tiempo en formarse para la mayor responsabilidad que se tiene en la vida, que es educar a un hijo. Por suerte cada vez hay más madres y padres que se intentan formar: hay libros, cursos, talleres… Todo es cuestión de ponerse manos a la obra.

 

P: ¿Cómo ha afectado el confinamiento a los adolescentes?

R: Aunque para algunos ha sido complicado, en general, diría que los adolescentes son los que mejor lo han llevado. Se han adaptado bien y con la afinidad y el hábito de comunicarse a través de las nuevas tecnologías, lo han superado con nota. Sin embargo, la vuelta a la nueva normalidad les va a resultar un poco más difícil. El guardar las distancias o cumplir las normas de seguridad les cuesta por la propia idiosincrasia de la adolescencia: la rebeldía, el posicionamiento, la falta de conciencia de riesgo y las hormonas en ebullición.

 

«Para educar hacen falta dos ingredientes: la firmeza y el cariño»

 

P: ¿Por qué ha titulado su libro ‘La mejor versión de tu hijo’?

R: Porque el objetivo de educar a un hijo ha de ser conseguir la mejor versión de sí mismo, no que sea mejor que los demás. Los padres y las madres, muchas veces, queremos que hagan lo que nosotros no pudimos hacer y tenemos una serie de expectativas: que estudien la carrera que creemos que es la mejor para ellos o, simplemente, que sean el alma de la fiesta cuando el niño es introvertido. Nuestra labor al educarle es aceptarle tal como es y conseguir sacarle el máximo partido apoyándole, comprendiéndole, queriéndole, dejando que se equivoque y, sobre todo, enseñándole a dar todo su potencial para alcanzar los objetivos que se proponga en la vida.

 

P: En su libro explica la diferencia entre autoridad y autoritarismo.

R: Las madres y padres hemos de tener autoridad sobre los hijos, aunque, a veces, esta palabra provoca una especie de sarpullido en algunos progenitores. Una cosa es el autoritarismo: el menor ha de hacer lo que digan sus padres simplemente porque lo han dicho ellos. Y otra la autoridad: se han de cumplir con una serie de normas y respetar unos límites y los encargados de supervisar que esto se cumplan somos los padres. Pero hay algo que aún es más importante, que es la autoridad moral. Si quiero que mi hijo no use el móvil en la mesa, yo no lo he de usar. Si quiero que sea puntual, primero he de serlo yo. No nos podemos olvidar de que educamos más con el ejemplo que con lo que decimos.

 

«No nos podemos olvidar de que educamos más con el ejemplo que con lo que decimos»

 

P: ¿Es posible mantenerse firme dando cariño?

R: Esa es la clave de mi libro. Para educar hacen falta dos ingredientes: la firmeza y el cariño. Los niños necesitan el afecto incluso más que la comida. Pero darles amor no está reñido con mantenerse firme en ciertos aspectos. Por ejemplo, con mis hijos nos damos ‘abrazos de oso’ cada noche y estos no están reñidos con que tengan que acostarse a la hora pactada. Los abrazos son el cariño y la hora la firmeza.

 

P: ¿Cómo se puede propiciar la comunicación con los hijos?

R: Lo más importante para incentivar la comunicación con los hijos es escucharlos. A veces, cuando nos vienen a hablar de algo que no consideramos importante, no les atendemos como es debido. Eso sí, cuando vienen a contarnos algo del colegio o del instituto enseguida prestamos atención. Por otro lado, se abusa del interrogatorio y esto es algo que provoca el efecto contrario al deseado. Como ven que los padres queremos saber, en vez de interesarse, dejan de contarnos cosas. La clave está en la comprensión y en entender lo que es importante para ellos.

 

P: ¿Cómo se debe hablar de sexo con ellos?

R: Hablar de sexo es algo que en algunas casas es aun tabú y en otras da un poco de aprehensión, aunque, por suerte, cada vez menos. Hay que hablar de sexo con los hijos con toda la naturalidad del mundo, sin dar rodeos y con un lenguaje adecuado a su edad y madurez. También hay que estar preparados para escuchar cosas que no nos gustan y poder responder a sus dudas con tranquilidad. Como todo, el concepto del sexo que tienen ellos no tiene nada que ver con el que tenemos los adultos y una comunicación asertiva hará que se les pueda educar en esta faceta tan importante para la vida.

 

P: ¿Cuál es la principal misión como padres?

R: Conseguir la mejor versión de nuestros hijos, además de enseñarles que lo más importante en la vida es ser feliz.

 

 

 

 

https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/educamos-hijos-walt-disney-vida-es-the-walking-dead/

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jueves, 15 de octubre de 2020

UNICEF ¿Cómo se contempla la vuelta a la escuela durante la pandemia de la COVID-19?

 Lo que los padres y madres deben saber sobre la reapertura de las escuelas en la era del coronavirus


 

La vida durante la pandemia de la COVID-19 es igualmente difícil para las madres, los padres y los niños. La vuelta a la escuela es una fase importante y positiva, pero seguramente ustedes y sus hijos se harán muchas preguntas al respecto. Les ofrecemos una información actualizada sobre lo que se espera que ocurra y cómo prestar apoyo a sus pequeños estudiantes. 

 

¿Cuándo y cómo se reabrirán las escuelas?

Aunque se observa un lento aumento en el número de niños que vuelven a las aulas, más de 1.000 millones de estudiantes todavía no asisten a ellas debido al cierre de las escuelas a nivel nacional. No obstante, más de 105 de un total de 134 países que han cerrado escuelas (78%) han anunciado una fecha para reabrirlas. 59 de esos 105 países ya han reabierto escuelas o planean abrirlas pronto. [A finales de agosto de 2020].

 

Dada la difícil situación que impera en todo el mundo y las diferencias existentes, los países se encuentran en fases distintas con respecto a la decisión de cómo y cuándo se deben reabrir las escuelas. Este tipo de decisiones suelen tomarlas los gobiernos estatales o nacionales, a menudo en colaboración con las autoridades locales. Al decidir si reabrir las escuelas, las autoridades deben considerar los beneficios y riesgos en la educación, la salud pública y los factores socioeconómicos, en el contexto local. El interés superior del niño será el elemento primordial de estas decisiones. Para ello, se utilizarán los mejores datos disponibles, pero el modo en que se realice variará de una escuela a otra. 

 

¿Es seguro que mi hijo vuelva a la escuela?

Las decisiones sobre las medidas de control en las escuelas y los cierres/aperturas de estas deben ser coherentes con las decisiones sobre otras medidas de respuesta de distanciamiento físico y salud pública dentro de la comunidad. Generalmente, las escuelas no se están abriendo en los países como una acción aislada, sino como parte de una serie de acciones relacionadas con la apertura del país, como la reapertura de fábricas, transporte público, negocios comerciales.

 

Es fundamental que las escuelas planifiquen con anticipación y analicen qué medidas adicionales pueden implementar para ayudar a garantizar que los estudiantes, maestros y otro personal estén seguros cuando regresen y que las comunidades tengan confianza en enviar a sus estudiantes de regreso a la escuela.

 

El regreso a las aulas probablemente será muy distinto a lo que tú y tu hijo estuvieran acostumbrados antes de la crisis. Es posible que las escuelas reabran durante un periodo de tiempo y luego deban tomar la decisión de cerrarlas de nuevo temporalmente, dependiendo del contexto local. Debido a la situación cambiante, las autoridades tendrán que ser flexibles y estar dispuestas a adaptarse para garantizar la seguridad de todos los niños.

 

¿Qué precauciones debe tomar la escuela para evitar la propagación del virus de la COVID-19?

La reapertura de las escuelas debería estar acorde con la respuesta sanitaria global de cada país a la COVID-19 para proteger a los estudiantes, profesores, empleados y a sus familias.

Algunas de las medidas prácticas que pueden tomar las escuelas incluyen lo siguiente:

•      Escalonar el comienzo y el cierre de la jornada escolar

•      Escalonar las horas de comer

•      Mover las aulas a espacios provisionales o al aire libre

•      Crear turnos para reducir el número de alumnos por clase

 

El agua potable y las instalaciones de saneamiento e higiene constituirán una parte esencial para reabrir las escuelas de forma segura. Las administraciones educativas deben examinar las opciones para mejorar las medidas de higiene, incluido el lavado de las manos, el protocolo (por ejemplo, toser y estornudar sobre el codo, en vez de cubrirse con la mano), el distanciamiento físico, los procedimientos de limpieza de las instalaciones y la preparación de alimentos en condiciones de seguridad. El personal administrativo y los profesores también deberán formarse sobre cómo llevar a cabo el distanciamiento físico y las prácticas de higiene en la escuela.

 

¿Qué debo preguntarle al profesor/profesora de mi hijo, o a la administración de la escuela?

En momentos tan preocupantes y perturbadores, es natural hacerse muchas preguntas, incluidas las siguientes:

·         ¿Qué medidas ha tomado la escuela para contribuir a garantizar la seguridad de los estudiantes?

·         ¿De qué modo respaldará la escuela la salud mental de los estudiantes y cómo combatirá el estigma de quienes han estado enfermos?

·         ¿Cómo va a actuar la escuela con las niñas y niños que necesiten ser enviados a especialistas para recibir ayuda?

·         ¿Cambiarán algunas de las políticas preventivas contra el acoso escolar una vez que comience la reapertura de las escuelas? De padres y profesores, y otras redes?

¿Qué puedo hacer si mi hijo se ha quedado atrasado en sus estudios?

 

Los estudiantes de todo el mundo han demostrado hasta qué punto querían seguir aprendiendo. Han persistido estudiando sus lecciones bajo circunstancias difíciles, con la ayuda de sus maestros y con la de sus progenitores.

 

Pero muchos van a necesitar un apoyo extra para ponerse al día en su aprendizaje cuando reabran las escuelas.

 

Muchas escuelas están haciendo planes para recuperar lecciones con el fin de ayudar a los estudiantes a que se pongan al día. Esto podría incluir empezar el año con cursos de repaso o recuperación, programas de actividades fuera del horario escolar o tareas complementarias para hacer en casa. Dada la posibilidad de que muchas escuelas quizás no abran a tiempo completo o para todos los grados, puede que se apliquen modelos de “aprendizaje mixto”, una combinación de enseñanza impartida en las aulas y de educación a distancia (estudio personal mediante ejercicios para hacer en casa, y aprendizaje a través de la radio, la televisión o internet).

 

Ofrece a tu hijo o hija un apoyo adicional en casa estableciendo rutinas relacionadas con la escuela y el trabajo escolar. Esto les ayudará si se sienten inquietos o con problemas de concentración.

Si deseas hacer más preguntas y mantenerte informado, contacta con el profesor de tu hijo o con la escuela. Asegúrate de indicarles si tu hijo se enfrenta a problemas específicos, como tristeza por la pérdida de un familiar, o una ansiedad extrema producida por la pandemia. 

 

¿Qué debo hacer si mi hijo tiene problemas para volver al “modo escuela”?

Recuerda que tu hijo tendrá que enfrentarse con el estrés de la crisis actual de manera diferente a la tuya. Establece un ambiente propicio y estimulante y reacciona de forma positiva a sus preguntas y al modo de expresar sus sentimientos. Muéstrales tu respaldo y explícales que no es nada extraño, sino normal, que en momentos como este se sientan frustrados o inquietos.

Ayuda a tus hijos a seguir con sus rutinas y a hacer del aprendizaje algo divertido. Incorpóralos a las actividades diarias, como la cocina, la lectura o los juegos en familia. Otra opción podría ser unirse a un grupo parental o comunitario para conectar con otros padres y madres que estén pasando por la misma experiencia, intercambiar consejos y recibir apoyo.

 


UNICEF está trabajando con los gobiernos para ayudarlos a tomar estas decisiones. Nos hemos asociado con la Organización Mundial de la Salud, la UNESCO y el Banco Mundial para publicar unas nuevas pautas sobre la reapertura de las escuelas, disponibles aquí en árabe, chino, inglés, francés, portugués y español. Estas pautas formulan las preguntas que deben hacerse, y las medidas que deben tomarse antes, durante y después de la reapertura de las escuelas, para proteger la seguridad de los estudiantes, los profesores, los otros miembros del personal y las familias.

 

 

 

 

Fuente

https://www.unicef.org/es/coronavirus/como-contempla-vuelta-escuela-durante-pandemia-covid19?utm_campaign=education2020&utm_source=facebook&utm_medium=dark-ad-es&fbclid=IwAR2qnwIsUSYWZ33ec2Z-65d86CZr3ZkV68WGWzHgi2GZY1flwWiSRcILrzI

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