Por ejemplo, una persona puede pensar que canta estupendamente porque no
tiene ni idea de música y no conoce todas las habilidades necesarias para
controlar adecuadamente el tono y timbre de la voz y llevar el ritmo. Eso hará
que diga que “canta como los ángeles”, cuando en realidad tiene una voz
espantosa.
Lo mismo ocurre con la ortografía, si no conocemos las reglas
ortográficas, no podremos saber dónde nos equivocamos y, por ende, no seremos
conscientes de nuestras limitaciones, lo cual nos llevará a pensar que no
cometemos errores ortográficos.
De hecho, el efecto Dunning-Kruger se puede apreciar en todas las áreas
de la vida. Un estudio realizado en la Universidad de Wellington reveló que el
80% de los conductores se califican a sí mismos por encima de la media, lo
cual, obviamente, es estadísticamente imposible.
Este sesgo cognitivo también se aprecia en el ámbito de la Psicología.
Tal es el caso de las personas que afirman que “mi mejor psicólogo soy yo
mismo”, simplemente porque desconocen por completo cómo les puede ayudar este
profesional y la complejidad que encierran las técnicas psicológicas.
En práctica, creemos que sabemos todo lo que es necesario saber. Y eso
nos convierte en personas sesgadas que se cierran al conocimiento y emiten
opiniones como si fueran verdades absolutas.
Por: JENNIFER DELGADO SUÁREZ
Psicóloga. Por profesión y vocación.
Divulgadora científica a tiempo completo
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