sábado, 18 de diciembre de 2010

El orden es clave para un año escolar exitoso

Siempre el inicio de un año escolar viene acompañado del interés de los padres de que sus hijos lo realicen con éxito, pero ¿cómo conseguirlo?

Lo primero que hay que hacer, si es que el menor se quedó de año o pasó con dificultades, es realizar un recuento de cuáles fueron las fallas y los aciertos, porque a veces cíclicamente se vuelve a repetir lo del año anterior, manifiesta Arelly Zapata, psicóloga, máster en Neurocirugía Infantil y directora del Instituto de la Metodología Infantil.

“Tenemos que ver cuáles fueron nuestros puntos más débiles, cuál fue el frente más vulnerable del alumno. ¿Tal vez las matemáticas o castellano? Entonces hay que reforzar esas áreas y buscar ayuda”, señala Zapata.

También recomienda que después de este paso –tanto para los padres de los chicos que tuvieron bajo rendimiento como los que no, o los que van por primera vez va a estudiar– hay que establecer rutinas. Crearles hábitos que favorecerán su desenvolvimiento académico para este año y los siguientes.

Dentro de estas rutinas están: ponerles horarios para levantarse, lavarse los dientes, desayunar, salir a clases, bañarse, almorzar, hacer las tareas, jugar, practicar deportes, merendar, dialogar con los padres, acostarse.

Pero hay que vigilar que estos horarios se cumplan sin necesidad de que se presenten fricciones entre padres e hijos, mucho menos maltratos físicos.

“Hay que tomar en cuenta que no será fácil, porque si para un adulto no es sencillo manejar una rutina, peor para un menor. Por ejemplo, ¿cuántas personas adultas inician una dieta y la terminan?”, dice Zapata.

Beatriz Lira de Cassinelli, psicoterapeuta y psicóloga educativa, señala que lo principal es que haya responsabilidad de los padres en el hogar, para que el estudiante surja de sus problemas y se vuelva responsable, preocupado de sus estudios.

“Los padres tienen que atender al niño en su alimentación, control de las tareas. Saber con quiénes juegan, ver que no dediquen su tiempo desocupado solo a ver televisión, vigilar que aprendan a usar el internet para buscar información para sus tareas, para despejar dudas sobre algún tema, aprender”, indica Lira.

Muchos padres están dedicados a sus problemas y no saben cómo están sus hijos en los estudios. Tal vez porque no tienen tiempo o no están interesados en dárselo. Hay que dejar un espacio para ellos, porque estos los necesitan sentimental y emocionalmente. Si no, se corre el riesgo de que se resientan, decaigan en los estudios como una forma de rebeldía, de llamar la atención, anota Lira.

Dentro de las responsabilidades de los padres se señala el motivarlos con palabras de elogios por algún logro, porque hicieron bien la tarea, se bañaron a la hora indicada, en fin. También recompensarlos, por ejemplo, por algo bueno que logró en la semana, ya sea en los estudios o como parte de la rutina fijada.

“Juntamos la diversión con lo de imponer algo. Si el niño se logró acostar todas las noches a la misma hora, le doy algo que le guste, algo pequeño, como un paseo, una hamburguesa. Es distinto a si se lo hace indiscriminadamente, entonces ellos lo concebirán como una obligación”, indica Zapata.

Otra de las indicaciones para que el alumno tenga un exitoso año escolar es buscar un plantel donde, aparte de educarlo, lo estimulen y valoren. Los padres también deben cerciorarse de que en la institución no saturen a los chicos con tareas, al punto que no les dejen tiempo ni para dormir lo suficiente (ocho horas) o distraerse.

Dentro del éxito escolar cumple un papel importantísimo la alimentación. Al respecto, la médico nutricionista Narcisa Zambrano anota que durante la jornada estudiantil los niños y adolescentes tienen desgaste físico y mental, por ello deben recibir una buena alimentación.

Señala que nunca debe faltar el desayuno con lácteos, frutas y cereales. Después un refrigerio, el almuerzo con vegetales, carnes y frutas. Un refrigerio a media tarde (alguna fruta) y la merienda, que puede ser un vaso de leche con un sándwich con mermelada o pollo.

Añade que el almuerzo debe ser hasta las 15:00 y para nutrir el cerebro no deben faltar los carbohidratos (como los cereales), proteínas (como las carnes) y grasas (como la mantequilla de maní).

Tareas
La rutina diaria se puede colocar en un cartel (el menor debe participar en su elaboración) en la casa.

Si los padres trabajan y no tienen quién vigile la realización de las tareas de sus hijos, pueden ponerlos en un plantel que dé ese servicio o contratar un maestro de confianza.

No se debe poner al niño a estudiar en una habitación en la que esté encendida la televisión, pues no se concentrará.

Hay que enseñarle al alumno el manejo de una agenda donde registre y organice obligaciones.

Después de llegar de clases debe tomar un descanso que puede ser de una hora, luego hacer los deberes.

Es necesario que realicen deportes y actividades relacionadas con el arte, porque estimula muchas áreas a nivel cerebral. La natación favorece la atención y hace que el cerebro descanse de la actividad intelectual.

En los adolescentes establecer hábitos es un poco difícil, pero no imposible. Con ellos hay que razonar y negociar, pero sutilmente, y ser más estricto en las órdenes. Estas deben ser claras y precisas.

Los padres no tienen solo que pedir, sino también educar con el ejemplo.


Autora
CECILIA ROBALINO
Fuente
http://www.eluniverso.com/

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