El modelo educativo 2016 incluye la participación de los
padres de familia en la escuela para la formación integral de los alumnos.
También especifica su competencia y declara que son los docentes quienes
ejecutan el proceso de enseñanza y ayudan a detonar el aprendizaje en la
división de responsabilidades; indicando que se deben compartir las
atribuciones para cada actor del sistema, de modo que den cuenta del cumplimiento
de las obligaciones que corresponden a cada uno.
Esto que se declara en el modelo educativo no exime a los padres para
que puedan ser parte de la mejora continua, en caso de que sean expertos
en un tema, pero tampoco los incluye para que interfieran de manera directa en
la toma de decisiones para la complejidad del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Su inclusión se anuncia en la clasificación del enfoque humanista y
cuando establece que “la educación tiene la finalidad de realizar las
facultades y el potencial de las personas para que éstas, a su vez, se
encuentren en condiciones de participar activa y responsablemente en las
grandes tareas que nos conciernen como sociedad”. También los incluye cuando
establece que: “todos los elementos del modelo educativo –currículo,
directores, docentes, padres de familia, infraestructura, presupuesto,
procesos, flujos de información, entre otros– deben responder al imperativo de
la educación inclusiva y con equidad, como principios intrínsecos de la tarea
educativa” (19).
Indudablemente, los padres de familia son, en muchos momentos, el motor
que mueve a los estudiantes para que ellos avancen. Sin embargo, se vuelve
imperativo que ellos lean la propuesta del modelo y que reconozcan sus límites,
para no confundir su responsabilidad. Retomo este tema porque recientemente
tuve la oportunidad de conocer a un grupo de padres de familia quienes, sin ser
expertos en el área de inglés, cuestionaban situaciones que en lugar de ayudar
al avance de sus hijos, los frenaban. Sus niños, inscritos en una escuela
privada, de 12 años, aprenden inglés como lengua extranjera. Esta institución
decidió impartir 3 horas de inglés a la semana, como un servicio extra,
para que los niños avanzaran y desarrollaran nuevas competencias. Como parte
del buen servicio, se decidió tener a dos maestras de inglés para que
atendieran a un grupo de 16 niños, con roles específicos, bajo un esquema de
perfiles y descripciones de puesto definidos, encaminados a detonar su
competencia comunicativa. El cuestionamiento fue la presencia de ambas
docentes. Los padres de familia querían que solo se quedara una, que se
cambiara de libro, que no se viera una estructura del idioma, etc. etc.
Desafortunadamente este es un tema recurrente en diversas escuelas, donde los
padres de familia creen que su participación significa poder sugerir a un
docente lo que se debe de enseñar, controlar al director o al docente e
incluso, es fácil encontrar a padres de familia amenazar con echar de la
escuela a los directores o a los maestros si estos no cumplen con sus
peticiones.
Por tal razón se vuelve importante dedicarles un momento para que
conozcan la propuesta del modelo educativo en su participación y dejarles muy
claro el papel que a ellos les toca jugar, en este tipo de educación que no se
queda únicamente en el aprendizaje, sino que busca ser centrada en la formación
integral con un proyecto ético que rige su vida. Su rol en la educación
no formal debe de quedar muy claro y debe de respetarlo para que el sistema
funcione mejor. Si no se sabe lo que le toca, este tipo de
situaciones se seguirán repitiendo, entorpeciendo los resultados y
evitando que respeten la propuesta inicial, en la que se establece que el
involucramiento en la escuela, de las madres y los padres de familia se
encuentra en el proceso de aprendizaje de sus hijos y que deben de colaborar
con la escuela para hacer realidad la impartición de una educación de calidad y
la creación de ambientes seguros y afectuosos para todos los alumnos,
entendiendo que su verdadera participación está relacionada con su
colaboración cercana con la escuela, con los profesores y la dirección,
compartiendo la tarea de educar a los hijos, pero no para interferir en ninguna
etapa del proceso interno.
Por: Rosalía Nalleli Pérez-Estrada
Fuente: http://www.educacionfutura.org/zapatero-a-tus-zapatos-la-participacion-del-padre-de-familia-en-la-escuela/