¿Debe ser obligatorio un curso de formación para
ser padre o madre? Esta pregunta de índole hiperbólica, e incluso humorística,
podríamos reformularla y ganar en realismo para referirnos a la educación que
están recibiendo nuestros pequeños. ¿Debe ser obligatoria la formación de los
padres dentro del colegio?
Sirva de posición preliminar la contraria a esa
corriente que separa casa y escuela. No coincido con quien critica y discute
las malas prácticas de las familias. Pienso que se deben a la inconsciente y
deficiente formación de los padres para atajar los problemas derivados de la
educación de sus hijos. Apoyo a los padres y entiendo las dificultades
sociales, laborales, económicas y culturales que tienen que afrontar. Por ello,
es necesario echar una mano. ¿Quién mejor que los profesores y educadores en
general para prestarla?
El utópico cambio educativo
Frente a décadas de inmovilismo, las circunstancias
actuales propician un cambio en la pedagogía dentro de las escuelas. La
mutación educativa está en marcha. A ritmo lento, eso sí. Cada vez son más los
maestros que innovan. Hito beneficiado por los avances tecnológicos, que
permiten compartir y viralizar en un clic las buenas experiencias educativas.
Sin embargo, este cambio educativo es utópico. No
se podrá alcanzar nunca sin las familias. Ellas son quienes pasan más tiempo
juntas. Son el ejemplo a seguir para los niños. Los maestros podemos inspirar.
Guiar. Transmitir. No hacer magia.
De nada sirve
que motivemos a los alumnos a esforzarse si sus padres no se esfuerzan. Que insistamos en aprender cultura si sus
padres la desprecian. Que intentemos que lean si sus padres no cogen un libro.
Generalmente, de nada sirve que enseñemos
persistencia a los alumnos si sus padres no son persistentes. Que aprendamos a
solucionar conflictos si sus padres lo arreglan a gritos o golpes. Que les
motivemos a esforzarse si sus padres no se esfuerzan. Que insistamos en
aprender cultura si sus padres la desprecian. Que intentemos que lean si sus
padres no cogen un libro. Que alertemos de los riesgos digitales si sus padres
usan el móvil para entretenerlos. Que trabajemos valores si sus padres los
consideran un lujo innecesario. Que respetemos normas si en su casa no existen.
O de nada sirve que les enseñemos Matemáticas,
Ciencias o Lengua si los niños no han sido estimulados previamente.
El ejemplo de la estimulación y sobreestimulación
Una metáfora. El niño es como una semilla. Si
proveemos las condiciones necesarias, germinará. Crecerá. Florecerá. La
estimulación cerebral en los primeros años de vida, y la consiguiente formación
de circuitos neuronales, es la base para el desarrollo integral del ser humano.
Es el agua, la luz y la tierra para la planta. Experiencias y juegos
sensoriales, motores o didácticos son ejemplos de estimulación temprana.
Siempre en su justa medida. Sin caer en la
sobreestimulación. Igual que no podemos regar en exceso una planta. Se dan
casos de padres que sobreestimulan con desmesurada carga académica. Y
repercuten de forma negativa en el desarrollo social y personal de sus hijos.
La exigua estimulación o la sobreestimulación
representan errores clásicos. Son ejemplos de recomendaciones sencillas que
podemos enseñar a los padres.
La formación
para padres no es una novedad. Lo que sí sería original sería su asistencia y
participación obligatorias
¿Cómo formarles?
La colaboración entre escuela y familias ha
resultado, en la mayoría de casos, insatisfactoria e insuficiente.
Es por ello que la propuesta de realización de
cursos o talleres para padres en el colegio no es descabellada. Una formación
para padres. Donde enseñemos a enseñar. Educar para educar. Nutrir de
recomendaciones, herramientas y técnicas básicas y específicas. Muchos las
aprovecharán.
No es una novedad. Lo que sí sería original sería
su asistencia y participación obligatorias. Siempre amparadas por las
administraciones, que deberán atender y facilitar la conciliación familiar y
laboral de padres y docentes.
Los profesores debemos pausar nuestra mirada
crítica hacia los padres. Unir casa y escuela. Derribar paredes. Mostrar
comprensión. Porque podrían haber sido víctimas de un tipo de sociedad que
llevamos años construyendo.
Vaticino que sólo sería necesario llevarlo a cabo
unas cuantas generaciones. Hasta que encontremos la senda para la buena
educación. Que dejará de ser utópica.
Fuente
del Artículo:
http://www.huffingtonpost.es/daniel-poyatos-soguero/la-formacion-obligatoria-de-los-padres-en-el-colegio_a_23345992/
Por
DANIEL
POYATOS SOGUERO
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