Convertir las escuelas en lugares de tolerancia
cero ante cualquier violencia, en los que lo que se dice y se hace están en
consonancia, es primordial.
A lo largo de estos días he podido leer
muchos mensajes de apoyo y solidaridad a las víctimas y rechazo a
cualquier tipo de violencia por personas de diferentes culturas o
religiones que dan esperanza en momentos tan duros como este y que rechazan
aquellos mensajes islamofóbicos sin ningún argumento de validez. Estos mensajes
de solidaridad y rechazo a la violencia son un ejemplo de convivencia
pacífica entre culturas que muestran que sí que es posible una
sociedad democrática, libre y diversa.
Me preocupa pensar que ahora en las escuelas venga
una “oleada de ocurrencias” para trabajar la prevención del terrorismo. En
momentos así, más que nunca es necesario aplicar aquello que está demostrado
por las investigaciones de primer nivel para prevenir la violencia y conseguir
escuelas inclusivas.
Las escuelas que son comunidades de
aprendizaje aplican actuaciones de éxito dirigidas a la transformación
social y educativa. Este modelo educativo está en consonancia con las teorías
científicas a nivel internacional que destacan dos factores claves para el
aprendizaje de todos y todas sin exclusiones: la participación de las
familias y las interacciones. Pero no cualquier tipo de interacciones sino
aquellas que tienen presente los principios del aprendizaje dialógico como son
el diálogo igualitario, la inteligencia cultural o la igualdad de diferencias
tan importante cuando se trata de atención a la diversidad de culturas, género,
religión…
No es cuestión de “hablar más” de valores
democráticos o de no violencia, que también, pero las evidencias dicen que
tiene que haber coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Para que
tenga un impacto y se consiga prevenir que jóvenes lleguen a cometer un acto
terrorista como el de Barcelona y Cambrils, las escuelas se tienen que
transformar en lugares donde haya un posicionamiento de tolerancia cero
a la violencia desde las primeras edades, donde los valientes o los héroes
sean los que ayudan, los que son igualitarios, los que no utilizan la violencia
y siempre tratan bien. Hay que trabajar por dotar de atractivo a los niños y
las niñas que poseen aquellos valores democráticos que deseamos.
Para ello ya hay escuelas que aplican el modelo
dialógico de convivencia y se organizan de forma democrática consensuando con
toda la comunidad las normas que garantizan relaciones libres de violencia lo
que previene y reduce los comportamientos violentos porque todos y todas van a
una. También se abren espacios de diálogo en los que se habla de estos temas
desde una perspectiva transformadora y preventiva.
En estos días se nos ha puesto como en un espejo el
hecho de que los terroristas han sido alumnos de la escuela de la que podemos
formar parte. Por ello es urgente garantizar actuaciones en los centros
educativos que estén basadas en las mejores investigaciones sobre estos temas
para dar la oportunidad a todos los niños y las niñas de que reciban la mejor
educación curricular y emocional y se socialicen en relaciones libres de
violencia que posibiliten las mejores trayectorias de vida. Gracias a
investigadores del más alto nivel científico y humano como Ramón Flecha, hemos
podido leer también en estos días que ya hay proyectos en el programa de
investigación Europea Horizonte2020 (Proton) que aportan luz a estas
cuestiones.
Fuente
noticia: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/09/01/participacion-de-familias-y-dialogo-igualitario-frente-la-violencia/
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