Los encuentros acordados entre familia y centro escolar suelen desarrollarse tanto en cursos breves o talleres; también se abordan problemáticas puntuales relacionadas con la educación familiar de manera integral.
En el artículo titulado ¿Por qué surgen las escuelas para padres y madres?,
publicado en estas páginas el pasado 30 de noviembre, quien escribe
expresa: “La escuela debe ayudar a las familias para que participen en la
educación de los estudiantes y, a la vez, que los padres conozcan aspectos de
la educación que recibe su hijo y de su conducta en la escuela para poder
colaborar con esta, señalan Grant y Ray (2013)”. En tal
sentido, las escuelas de padres y madres (EPM) son proyectos formativos que se
ofertan desde los centros educativos, para proporcionar a las familias diversas
estrategias para entender, apoyar, comprender y dar respuesta a los cambios en
el proceso de desarrollo que experimentan sus hijos en el ámbito emocional,
afectivo, académico y social, para generar mejoras en las funciones educativas
de las familias.
Otra manera de conceptualizarlas es: Constituyen un
proceso de educación organizada y coordinada entre padres de familia e
institución educativa, basado en un modelo de formación con un proceso
académico de educación formal de aprendizajes y habilidades que ayuden a
desempeñar el rol de padres y madres. De ahí que López Osorio y Alarcón (2008)
afirman que son espacios idóneos para impartir de manera sistemática formación
y capacitación a padres, madres, responsables o representantes frente a
aspectos psicopedagógicos, culturales, sociales, políticos y ambientales.
También la definen como una herramienta que se pone a la disposición de los
docentes y directivos, la cual permite educar y ayudar a despejar dudas de los
padres de familia en cuanto a la educación y formación de sus hijos (Díaz
Hernández et al. (2011).
Estas escuelas han de dar respuesta real a las
necesidades de las familias, debido a que si no es así, los padres y madres no
sentirán la necesidad de participar en las mismas. Dependiendo de la edad de
los hijos, se producen cambios en las necesidades familiares, por lo que se
requiere pedir a padres y madres, a través de encuestas o cuestionarios, qué
les preocupa y así dar respuesta desde una efectiva EPM que ha de ofrecer
recursos y estrategias reales para la actuación en el abordaje de la
problemática que afecta la dinámica familiar.
Existe una amplia evidencia empírica que indica que
la participación de las familias en las escuelas, además de constituir un
derecho y un deber, aporta grandes beneficios a los estudiantes, a la escuela y
a los padres y madres. Por tanto, los padres no deberían educar a sus hijos al
margen de los centros educativos. Familia y escuela no deben trabajar aisladas,
pues la mayor parte de la vida de los niños, hasta la adolescencia, transcurre
en el ámbito familiar y escolar. Pero además, las familias tienen necesidades
que los maestros y profesores no deben obviar y deben ayudarles a encararlas
como profesionales de la educación, pues los padres no son expertos en materia
educativa, y muchas veces ante ciertas tareas de sus hijos, se cuestionan si lo
que hacen, y cómo lo hacen, es adecuado o no.
En cuanto a su funcionamiento, las EPM están
conformadas por grupos de padres y madres guiados por un
monitor/coordinador que se encarga de preparar materiales y llevar a cabo una
serie de sesiones de trabajo, las cuales tratarán sobre aquellos temas que les
preocupan especialmente, y que pueden ser propuestos por ellos mismos, o temas
específicos seleccionados por profesionales por su trascendencia para la
apropiada formación de los padres. “No se trata, pues, de encontrar un
especialista en cuestiones de pedagogía o psicología exclusivamente, sino quien
sea capaz de captar toda la problemática que lleva consigo la formación
completa de los padres en cuanto tales, pero sin dejar a un lado lo que
encierra la formación total del adulto” (Ríos González, 1972).
En cada centro educativo habrá un equipo
responsable para coordinar y animar la EPM. A manera de ejemplo estaría
integrado por: El equipo directivo del centro escolar; un equipo de personas
capaces de integrar los diferentes aspectos que posibiliten el cumplimiento de
los objetivos propuestos; los profesores fijos o personas especialistas que van
a impartir los distintos temas del programa a desarrollar; y, la totalidad de
padres y madres de la institución escolar que se beneficia.
La formación de los monitores es una tarea
importante. El equipo se debe formar al inicio de las actividades de la EPM.
Las sesiones, de periodicidad determinada, son impartidas por profesionales de
cada tema. Y las temáticas a tratar pueden estar referidas a: Dinámica
familiar, psicopedagogía, sociología, psicología clínica, psicodiagnóstico,
orientación profesional y humana relativa a ser persona, el proyecto personal y
aprender a convivir, entre otros.
En la actualidad, los programas de formación de
padres y madres constituyen un lugar preferente en las políticas sociales
de muchos países. También hay que destacar que aunque las EPM y las
Asociaciones de Padres y Tutores tengan algunos puntos en común, son
diferentes. La formación experiencial brinda a los padres conocimientos y
destrezas para el desarrollo de sus roles parentales, de las competencias y las
habilidades educativas y la identificación de sus recursos y fortalezas.
La participación parental se refiere al
involucramiento de los padres y madres en las actividades del centro educativo.
Esta participación ocurre en dos ámbitos: en el aula y en el centro en general.
En el aula incluye entrevistas, apoyo en casa a las tareas escolares,
acompañantes de salidas, participación en talleres de diversa índole,
participación en asambleas, fiestas y celebraciones. En el centro se consideran
las asociaciones de padres, escuelas para padres y madres, fiestas, celebraciones,
exposiciones y otros.
Las EPM se caracterizan por su formación
sistemática e integral durante el proceso de desarrollo de los distintos temas
que se tratan en los encuentros. Por eso, cada vez más los centros educativos
ven la necesidad de aplicar esta alternativa para colaborar en la formación
integral de los estudiantes, pues la familia y el centro escolar son los
pilares fundamentales para el desarrollo de los individuos y para que este
proceso sea eficaz debe existir un trabajo colaborativo y cooperativo entre
ambas instituciones.
Por: Emilio Vargas Santiago
Fuente: https://acento.com.do/opinion/como-funcionan-las-escuelas-de-padres-y-madres-8890483.html
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