- A este virus lo que más le gusta es ir de un
lugar a otro, moverse y relacionarse. Como todavía ningún país ha
encontrado una vacuna, lo que podemos hacer es no permitir al virus que
haga lo que tanto le gusta. Si nos quedamos en casa, mientras los
científicos encuentran soluciones, el virus no podrá esparcirse.
1 / Quedarse en casa
Quedarse en casa,
para muchas personas, es una recomendación u obligación que han tenido o
llegarán a tener más de una vez a lo largo de su vida. Todas las personas que
tienen un corazón, unos pulmones, unos riñones… que necesitan una atención
especial, que a veces tienen que ir al hospital y seguir un tratamiento, que
les han de operar o hacer pruebas que hace que se queden ingresadas durante una
temporada en el hospital, o bien que cuando les dan el alta, deben quedarse en
casa descansando y recuperándose, necesitan que todo lo que harían en la
escuela lo puedan hacer en el hospital o en casa. En realidad este virus supone
que todas y todos estos días hagamos lo mismo. Ahora, para todos y todas,
nuestra casa representa la escuela durante unas horas al día.
2 / Seamos solidarios
Recuerda que no
estás sola ni solo. Tus compañeros y compañeras de clase y de tu escuela, de
otras escuelas, universidades, centros de educación de adultos, de nuestro país
y de muchos países del planeta están en lo que se denomina situación de alarma.
Situación que, entre muchos temas, pide estar en casa, estudiando, jugando,
comiendo, durmiendo… es decir, desarrollando todas las actividades que antes
hacíamos en lugares diferentes -la escuela, el esparcimiento, el conservatorio,
el gimnasio, el parque…-, en un mismo espacio: en casa.
3 / Cada día es un nuevo día
El hecho de
convivir minuto a minuto con las mismas personas y con las mismas cosas, puede
hacer que pensemos y sintamos que el mundo no cambia, que las cosas no se
mueven, que el tiempo no pasa. Una de las consecuencias de esto es sentir
aburrimiento, pensar que no podré aguantarlo, que nos sintamos malhumorados y
con ganas de no hacer nada. Pero debemos proponernos hacer actividades nuevas
cada día. Debemos aprovechar el tiempo. Recuerdo un libro escrito por Michael
Ende, Momo, una chica huérfana con una gran capacidad de escucha,
que recogía todos los minutos para… no os lo cuento. Os recomiendo este libro
escrito hace muchos años, que nos puede enseñar muchas cosas estos días que
podremos trasladar en un futuro. La realidad que estamos experimentando
cambiará, aunque no sabemos exactamente cuánto.
4 / La creatividad, nuestra gran aliada
Siempre se habla de
que tenemos que ser creativos, ahora es el momento de ponernos las pilas en
este sentido. Hacemos de nuestra casa una escuela creativa con la participación
de todos y todas: los que estamos en casa -padre, madre, hermanos … – con la
propuesta de nuestros maestros y con las de las plataformas virtuales seguras
que nos están poniendo a nuestro alcance. Son muchas las personas y entidades
que están intentando generar también desde casa, sinergias creativas.
5 / Las rutinas regalan su tiempo a la creatividad
La creatividad
tiene el carné de familia numerosa: dedicación, paciencia, ilusión, ganas de
innovar y hacer las cosas diferentes y, también, disciplina son parte de los
miembros de esta familia. Aunque no te lo pienses, María Curie, una científica
conocida por sus investigaciones sobre la radiactividad, que descubrió el radio
y el polonio (dos elementos químicos) y que obtuvo dos premios Nobel por estos
descubrimientos, fue altamente creativa y disciplinada. La creatividad tiene un
primo hermano llamado rutina. Rutina ayuda a creatividad a disponer de más
tiempo para estar con tu familia y, aunque al principio le dedica mucho tiempo,
al cabo de las semanas es como si no estuviera. Los aprendizajes rutinarios los
hacemos sin darnos cuenta.
Si quieres saber
las diferentes rutinas que estos días ayudarán a creatividad, simplemente sigue
con la lectura de los cuatro próximos puntos del decálogo. ¡Ah! Y si alguna de
estas rutinas no la haces, ahora es el momento, si algo tienes es tiempo.
6 / ¿Qué puedo hacer antes de ponerme a estudiar?
Rutina 1. Piensa en
lo que estabas haciendo hasta ahora.
- Intenta tener un despertar calmado y con
algunos estiramientos tranquilos. Intenta ir sintiendo todas las partes de
tu cuerpo. No hay que hacerlo siempre solo, puedes pedirle a alguien que
lo haga contigo o que te ayude a poner música si os gusta.
- ¡Aaah! Que no se me olvide, levántate a la
misma hora que te levantabas para ir a la escuela. Esto te permitirá hacer
todo lo que te propongo e iniciar el estudio más o menos a la misma hora
que antes.
- Ventila la habitación, la cama y la ropa con
la que has dormido, seguro que al cabo de un rato todos se sentirá mejor,
aunque no lo creas, el oxígeno nos gusta a todos.
- Ve al baño, lávate, aprovecha este momento de
intimidad para pensar en tus propósitos, si es que no lo has hecho ya con
tu despertar.
- Ayuda a preparar el desayuno, aprovecha estos
días que tienes más posibilidades de hacerlo en familia, seguramente en el
día a día antes, tenías que esperar a los fines de semana para hacerlo.
- Lávate los dientes y nuevamente las manos y,
hacia el espacio de estudio. Y un recordatorio, vístete. Sí. No vayas todo
el día en pijama, ¿o es que irías en pijama en la escuela? Y vuélvete a
lavar los dientes seguro antes de ir a dormir y ahora que tienes más
tiempo después de comer también.
7 / ¿Qué puedo hacer durante el tiempo de estudio?
Rutina 2. Piensa en
las horas que dedicabas a la escuela.
- Prepara el lugar de estudio; intentad, entre
todos los miembros de la familia, que el tiempo de estudio sea un tiempo
tranquilo. Seguro que los padres también tienen trabajo, ellos, como tú,
han trasladado el trabajo a casa. Y ellos, como tú, necesitan
concentrarse. Si sois muchos hermanos o bien pocos pero con ritmos
diferentes, negociad horarios de estudio con los de juerga, televisión… No
es necesario que todos hagáis lo mismo, pero sí es importante que se
respete.
- Intentamos hacer de nuestro sitio de estudio
un espacio inspirador y motivador de nuevos aprendizajes.
- Quizás hoy es el día que no tienes ganas de
estudiar y es el día que te comes los libros. Todos tenemos los dos tipos.
Pero es importante tener presente que de la misma manera que hasta ahora
has estado trabajando con una agenda, con un horario, con un calendario,
un moodle,… están bien todas las estrategias utilizadas para
ordenar nuestra mente, planificar nuestros aprendizajes y anotar nuestras
actividades. Ahora es el momento de tomar este buena costumbre. Te ayudará
a no perder la noción de los días y a regular el tiempo que le dedicas a
cada actividad.
- Recuerda que tus maestros siguen siendo tus
maestros. Seguro que nos están ayudando mucho en estos momentos y seguro
que tienen organizado un sistema para explicar la materia, para solucionar
tus dudas y para poder explicarles cómo estás y cómo te va.
- Bebe agua, pero antes de sentir sed; tu
cerebro te lo agradecerá.
- Haz descansos, recuerda que en la escuela hay
momentos de recreo. Ahora además, puedes aprovechar que estás en casa y
hacer pequeñas paradas, hacer estiramientos, cambios de postura,
levantarte. Tu cuerpo y tu columna te lo agradecerán.
- Si el tiempo de estar en casa coincide con
fiestas tradicionales, celébralas. Si en la escuela había un huerto:
recuerda que con una semilla, algodón y agua, crece una planta.
8 / ¿Qué puedo hacer con las extraescolares?
Rutina 3. Adaptamos
y seguimos en la medida de lo que podamos.
- Cuando salimos de la escuela muchos de
nosotros vamos a lo que se llama las actividades extraescolares,
merendamos por el camino y es el momento, muchas veces, en que nos
contamos nuestro día, lo que nos ha pasado, cómo nos sentimos… No perdamos
este momento, aprovechémoslo en familia, con los padres, con los hermanos.
Hagamos que nuestra imaginación haga de este momento una experiencia
nueva.
- Dependiendo de la actividad extraescolar que
hacíamos antes de quedarnos todos en casa tendremos que reinventarnos más
o menos. Por ejemplo, si practicamos un instrumento, o hacemos teatro, o
pintamos en una escuela de pintura, podemos continuar haciéndolo en casa.
Quizás, y hablando con los padres y los profesores o profesoras, podemos
grabar un audio con nuestra interpretación, hacer una fotografía de
nuestra obra, un vídeo con nuestros avances. Otras actividades podría ser
que durante un tiempo no las puedas llevar a cabo, pero podemos pensar en
otras. Tal vez, incluso, esta actividad termine siendo nuestra nueva
extraescolar.
9 / ¿Qué puedo hacer los fines de semana?
Rutina 4. Los
sábados y domingos siguen estando en las agendas. No han desaparecido.
- El fin de semana es el tiempo de descanso y
ocio con la familia. No dejemos de hacer el fin de semana en casa. Podemos
aprovechar para conectarnos con los amigos, jugar, ver la televisión, leer
un libro, cuidar el huerto de casa, jugar más de lo que lo hacías antes
con tu perro u otro animal, si lo tienes.
- Y, también, podemos hacer deberes o repasar
con la ayuda de otras personas, padres o hermanos mayores, aquellas
materias que te cuestan o que quieres avanzar porque te gustan mucho.
Recuerdo, cuando era pequeña, que los fines de semana a quien le tocaba de
casa escogía un tema, lo preparábamos durante un tiempo hasta que llegaba
el fin de semana con el padre y los hermanos y hacíamos una especie de
tertulia y hablábamos de lo que habíamos estado leyendo sobre este tema.
- Es el momento de dar forma a las nubes, de
hacer formas en plastilina, de abrir un libro por cualquier página y decir
todo lo que se nos ocurra, de…
10 / Tenemos que aprender mucho de este momento
Ya hace tiempo que
la naturaleza nos está avisando, ya hace tiempo que sabemos que podemos mejorar
nuestra forma de relacionarnos con el resto del planeta, ya hace tiempo que
hemos perdido la capacidad de observar lo que nos rodea. Ahora es momento de
reflexionar y hacer, entre todos, un mundo mejor. El planeta está habitado por
las plantas, los pájaros, las rocas, los árboles, el cielo, el viento, el
oxígeno, los…, las…, la… No es nuestro mundo, es el mundo de todos y nosotros
somos parte de la vida de este planeta: el planeta tierra. En otro capítulo,
será importante hablar de la galaxia. Quizás será motivo de otro decálogo.
Por
Verónica Violant.
Maestra y doctora en Psicología. Profesora de la Facultad de Educación de la
Universidad de Barcelona y directora del Observatorio Internacional en
Pedagogía Hospitalaria y directora del proyecto editorial de Octaedro
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