Educación y
aislamiento: una realidad que preocupa
La
educación en medio del aislamiento se convirtió en una de las grandes
preocupaciones tanto de familias como de escuelas. Qué
trabajos realizar, de qué modo y las garantías de que todos los alumnos puedan
acceder a la tecnología, son algunos de los ejes que se profundizan en
medio de días de incertidumbre y angustia. Impulso dialogó
con docentes de distintos niveles y modalidades que comentaron sus experiencias.
Al
analizar la situación que vivían algunos países y las medidas que comenzaban a
tomarse, visualizar que Argentina también se vería afectada por el coronavirus
no resultó una sorpresa. De hecho, los docentes entrevistados preveían
esta situación al igual que las instituciones donde se desempeñan.
“Es
imposible en una escuela no estar cerca unos de otros, se vuelve
difícil evitar saludos. La población es numerosa”, destacó Marcela
Leone, docente de primaria. Érica Gallardo, también educadora
de dicho nivel, agregó: “Veníamos hablando de la posibilidad de una
suspensión y, por ello, se insistió en que los alumnos entreguen fichas con sus
datos para tener un registro de cómo conectarnos con ellos“.
En
un comienzo y sin lineamientos claros por parte del Ministerio de Educación, los
establecimientos y sus docentes decidieron actuar ante una situación totalmente
fuera de lo común. “En nuestro caso, al principio la institución nos
pidió que estemos cerca de las familias, que enviáramos actividades a los
chicos, pero la forma de envío era libre. Cada uno optaba por la vía que
creía conveniente y adecuada”, comentó Gallardo.
Gustavo
Fenoy, docente de secundaria, recordó el antecedente en 2009 con la gripe A: “Ahí fuimos
los docentes quienes nos plantamos en asambleas y fuimos los portavoces
de que las escuelas se cerraran para que no se expanda más el virus“. El
acuerdo por preservarse y preservar a la población es un hecho, sin embargo el
trabajo artesanal puede vislumbrarse en cada equipo docente.
“Además-destacó
Fenoy-la situación nos encontró en un estado primario de organización
porque eran los primeros días de clases, los cursos no estaban del
todo completos y yo casi no tuve encuentros con algunos”.
“Entonces,
esto de mandar trabajos prácticos de contenidos puso en debate otro
elemento que es el proceso enseñanza-aprendizaje. Nos dimos cuenta que
sin el encuentro en el aula, sin el vínculo, iba a ser muy difícil el
despliegue de ese proceso. La virtualidad no lo iba a suplir”, agregó el
educador.
Algunos
docentes, ya entrenados en la utilización de herramientas tecnológicas, no
tuvieron demasiados inconvenientes. Otros sí. Sobre todo en aquellas escuelas
donde la población exhibe grandes dificultades socioeconómicas. Lo que sí aparece
como común denominador es la autoorganización y la rapidez de
resolución por parte de equipos de educadores.
Gallardo
destacó que con sus cursos a cargo, sexto y séptimo grado, conformaron
grupos de Whatsapp donde, con horarios acordados, envían
los trabajos. Una vez realizadas las actividades, los chicos adjuntan sus
archivos vía mail. Ante alguna duda, se consulta en el grupo en horario
escolar. Por otra parte, se ensayaron otras vías de comunicación hasta,
finalmente, dar con la que usan actualmente.
En
la segunda semana, el Ministerio ordenó la creación de la plataforma a nivel
provincial y, durante la tercera semana, se pidió un relevamiento de
los alumnos indagando quiénes contaban con internet en sus casas a la vez que
acceso a dispositivos, celulares o computadoras. “No todos los
estudiantes cuentan con estos elementos para trabajar, hay mamás que
nos cuentan que tienen un único celular para poder trabajar en las familias. A
su vez, nos hemos convertido en contenedores, llevamos calma y llegamos
a flexibilizar nuestro trabajo ya que nos realizan consultas como si no
existiera un horario de trabajo“, comentó Fenoy.
LA EDUCACIÓN ESPECIAL
Otra
situación un tanto diferente es la de la Educación Especial. Allí
donde los contenidos curriculares son un complemento de un trabajo aún
más profundo, de alianza y contención entre familias e instituciones. Emilia
Maenza sostuvo que, desde un inicio, el propósito fue “no perder
el vínculo“.
“En
un comienzo, las familias se acercaban a la escuela a buscar actividades.
Después, aparecieron los lineamientos del Ministerio que exigían
devolución de actividades. Las propuestas generalmente no tienen en cuenta a la
educación especial, pero ante tal exigencia destacamos estar en
movimiento y trabajando“, añadió.
De
esta manera y con el vínculo como eje, desarrollaron actividades. “Las
propuestas tienen que ver con acercar algún cuento, leído por
nosotras ya que nos filmamos, y así trabajar con las familias. No
nos focalizamos tanto en lo curricular y el contenido en sí, sino en poder
propiciar un espacio de encuentro entre el niño y las familias, y la escuela
con las familias“, mencionó.
MATERIA PENDIENTE
La
realidad actual refleja una seguidilla de malabares colectivos por
parte de los cuerpos docentes que ofician de educadores y contenedores
emocionales. A su vez, como comentó Fenoy, algunas escuelas
continúan funcionando como lugares comunes para donar alimentos, otras, para
otorgar la copa de leche. Todas aquellas actividades que, ajenas a la
educación formal, se naturalizaron en dichas instituciones.
En
cuanto a los contenidos curriculares, la virtualidad oficia como una gran
alternativa para llevar la educación formal a los
hogares. Atentos a que no todos pueden acceder a los dispositivos
necesarios, las exigencias se ajustan al caso por caso, sujetos al criterio
de los docentes que, una vez más, buscan todas las formas para que sus
estudiantes accedan a las mismas oportunidades. Una materia
pendiente más del Estado que se vislumbra en días de pandemias y cuarentenas.
Fuente
de la Información:
https://www.impulsonegocios.com/educacion-aislamiento-escuela-clases-cuarentena-coronavirus-pandemia-rosario/
Por Victoria
Rotemberg
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