La situación sanitaria que
estamos viviendo en estos momentos está repercutiendo en la vida social y
educativa de muchos estudiantes como Jimena.
Jimena es una adolescente madrileña de 16 años estudiosa y responsable,
que se ha adaptado sin problemas al obligado “home-schooling” debido al coronavirus.
Se sigue levantando a las 7:00, se asea, se viste, desayuna, y se pone a
estudiar siguiendo los mismos horarios que lleva en su colegio. Curiosamente,
lo hace vestida con “el chándal del colegio. Ponerme el uniforme en
casa es una forma de delimitar el tiempo de estudio, con el de ocio de la
tarde. Es un consejo que nos dieron en el colegio. Todos mis compañeros de
clase lo siguen, lo veo cuando hacemos videoconferencias“. “La verdad es
que no le ha costado el cambio -reconoce Rocío, su madre- en parte porque ya
estudiaban con medios tecnológicos y, en parte, porque Jimena es muy consciente
de que tiene que delimitar cuál va a ser el tiempo de trabajo, de ocio y el
dedicado a tareas domésticas para una correcta organización de la rutina
familiar”.
La situación sanitaria que estamos viviendo en estos momentos está repercutiendo
en la vida social y educativa de muchos estudiantes como Jimena, y
enfrentándonos a todos a nuevos retos, sobre todo el campo educativo, donde
muchos colegios están adaptándose al “home schooling” que tan rigurosamente
cumple esta adolescente. Ana Herrero, psicóloga y coordinadora del departamento
de orientación del grupo Brains International Schools, comparte sus
impresiones sobre las ventajas y desventajas del “home schooling” y
ofrece algunos consejos para que otros padres, niños y profesores lo integren
en su día a día.
Ana Herrero incide en la necesidad de realizar a primera hora una
reunión familiar donde organicemos qué vamos a hacer en el día. En casa de
Jimena, lo hacen durante el desayuno, que hacen todos los componentes de la
familia. “En este momento tan excepcional, una correcta organización será clave
para aumentar la motivación de los alumnos. Para ello, los padres deberán
facilitar un espacio adecuado de trabajo, así como un horario en el que quede
bien diferenciado el tiempo de estudio, el de descanso y el de ocio”, explica
esta experta.
Rutinas familiares
En cualquier caso, el tiempo de ocio no debe faltar. De hecho, continua esta
experta, dentro de la rutina establecida por cada familia, el tiempo de ocio
debe ser igual de importante que el tiempo dedicado al estudio. “A los alumnos
puede afectarles la ausencia de sus amigos, y echarán en falta la posibilidad
de jugar con estos. Para ello, se les puede facilitar hablar con sus amigos a
través de videoconferencias para que puedan contarse sus impresiones y ponerse
al día”. Es lo que hace Jimena, aunque reconoce que echa de menos “el contacto
con mis profesores y amigos de Brains””.
“Podemos aprovechar esta oportunidad para disfrutar del tiempo en
familia, hacer una obra de teatro, manualidades, cocinar un bizcocho, etc.”,
sugiere la psicóloga y coordinadora del departamento de orientación del grupo
Brains International Schools.
Otra de las sugerencias de esta profesional es involucrar a los hijos
en las tareas domésticas en función de sus edades. “Esto es siempre
recomendable, y más cuando se pasa mucho tiempo en casa, para enseñarles a
colaborar en familia. Además, el hecho de hacerles responsables de una tarea
concreta cada día hará que los niños sientan que su participación es
importante”.
Rutinas familiares
Qué duda cabe que pese a los numerosos incovenientes que atraviesan
muchas familias, la tecnología está siendo un gran aliado para seguir las
rutinas escolares… Y que, en caso de que la actual medida de prevención se
extienda, las clases online seguirán siendo la mejor solución para muchos. “El
profesorado tendrá el reto de seguir orientando al alumno en este nuevo proceso
de aprendizaje, que es -según Ana Herrero-, una gran oportunidad para la
comunidad educativa”. No obstante, concluye esta profesional, “que esta
situación se alargue tiene también un problema, y es que el aprendizaje
online no puede sustituir nunca a la escuela en el proceso de socialización de
los niños y adolescentes.”
Por: Carlota Fominaya
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